Un Gobierno permanentemente dividido

Los gobiernos de coalición sólo son deseables si sus componentes actúan con coherencia y lealtad. Nada de esto vemos en el actual Ejecutivo español

Las muy desafortunadas declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, al periódico británico The Guardian sobre la ganadería y la carne españolas han vuelto a poner en evidencia las tensiones internas de un Gobierno que, demasiadas veces, parece dividido en dos bandos (como mínimo) irreconciliables. No hay prácticamente semana que los ciudadanos no tengamos que asistir a los enfrentamientos, más o menos explícitos, de los diferentes ministros. Cuestiones como la Ley Trans, la Reforma Laboral o la actual polémica de Garzón ponen una y otra vez sobre el tapete que el actual Consejo de Ministros, más que un órgano colegiado del que depende la gobernación de España, es una especie de jaula de grillos en la que cada uno de los bandos, PSOE y Unidas Podemos (por simplificar), hace la guerra por su cuenta, intentando rentabilizar electoralmente las disputas. Ayer vimos al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desautorizar otra vez a su ministro de Consumo, sin que eso haya tenido alguna consecuencia en forma de dimisión o cese. Si el presidente está tan descontento con la gestión de Garzón, ¿por qué no lo destituye? ¿Tan mala es su relación con sus socios de Gobierno que ni siquiera puede explicarles algo tan obvio como que el titular de Consumo debe abandonar el Consejo de Ministros? La opinión pública española suele idealizar los gobiernos de coalición, como hemos visto recientemente con el caso alemán, pero estos ejecutivos sólo pueden ser deseables si, más allá de las apariencias, los distintos componentes funcionan con coherencia y lealtad. Nada de eso se observa en el actual Ejecutivo español. Estas diferencias, además, se irán acentuando cada vez más según nos acerquemos a las elecciones generales. Entonces será el momento en que cada partido buscará sin tapujos diferenciar muy claramente sus discursos. El espectáculo puede llegar a ser bochornoso.

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