Golpe de la Administración Trump a Andalucía

Bruselas debe defender la aceituna negra española con la misma convicción que lo ha hecho con el acero y el aluminio

El sector español y andaluz de la aceituna negra ha recibido un durísimo golpe con el anuncio del Departamento de Comercio de Estados Unidos de que subirá los aranceles a este producto del 21,60% al 34,75%, lo que supone el aumento de esta carga en un 60%. Es decir, la Administración Trump no sólo mantiene los aranceles provisionales impuestos en noviembre y enero pasados, que ya de por sí eran desproporcionados, sino que los aumenta hasta hacerlos prácticamente insoportables para un cultivo de gran importancia en el sector agroalimentario de nuestra comunidad, especialmente en los pueblos sevillanos de Estepa, Morón de la Frontera y Arahal, así como en Antequera (Málaga) y otras localidades de la provincia de Córdoba.

La decisión del Departamento de Comercio (similar a un Ministerio en el esquema del Gobierno norteamericano) es, a todas luces, injusta y afecta de lleno a nuestra economía. Según los datos de la Junta de Andalucía, anualmente se exportan a EEUU aceitunas negras por valor de 70 millones de euros, en su mayoría destinadas a la fabricación de pizzas. La decisión arbitraria de la Administración Trump (quien se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los mayores enemigos de la libertad de mercado), amparada en la lucha contra un dumping inexistente, afectará de lleno a más de 300 empresas y 8.000 trabajadores, pudiéndose perder hasta dos millones de jornales. En total, en un lustro se podrían ocasionar unas pérdidas de 350 millones de euros. El sector ya habla de posibles ERE por una caída del 40% del negocio.

Ante esto, las administraciones autonómica, nacional y europea deben reaccionar con la mayor contundencia e inteligencia posible. En el caso de Bruselas, al menos, con la misma que está actuando para defender los sectores del acero y el aluminio. Con su decisión, EEUU se permite el lujo de poner en entredicho la Política Agraria Común (PAC) y su sistema de subvenciones, unas ayudas reconocidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Algo intolerable para Europa. La presión debe ser máxima, pues todavía queda una última oportunidad para revertir esta agresión. El próximo 10 de julio, la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos se reunirá para tratar por última vez el asunto (la decisión se sabrá a finales de ese mes). Si la UE no consiguen frenar estos aranceles, un sector importante del campo andaluz estará gravemente amenazado y, lo que también es muy grave, se establecerá un precedente muy peligroso para el conjunto de la agricultura europea.

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