El MIR no se puede trocear, el gobierno debe aclararlo

Traspasar el MIR a Cataluña no acarrea beneficios sanitarios en esta comunidad, lo que se busca es la retirada de todo proyecto común con el Estado

El modelo MIR (médicos internos residentes) es un sistema formativo de referencia internacional, que además de garantizar una correcta instrucción de los facultativos, ofrece garantías de igualdad y homogeneidad en todo el territorio nacional. Hace años que la Generalitat intenta asumir esta competencia, lo que supondría la quiebra del sistema, pero ahora ha conseguido del Gobierno central que se constituya una comisión para estudiar este traspaso. La medida no tendría ningún efecto positivo sobre la Sanidad catalana -tampoco para el resto-. Lo que tratan de conseguir los partidos independentistas desde hace años es eliminar de este territorio todo contenido estatal, todo aquello que signifique España. Entendemos que el Gobierno central debe aclarar qué pretende con esta negociación que ha sido acordada en la comisión bilateral entre la Generalitat y el Ejecutivo. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha negado que estén preparando un traspaso de competencias, pero la consejera catalana de Presidencia, Laura Vilagrà, se ha apresurado a recordarle que en la comisión bilateral se ha acordado crear esta mesa de trabajo. Esto es algo que también se debe aclarar; el PP, de momento, ha solicitado las actas de la reunión. Hay que apuntar que las comunidades autónomas -también la Generalitat- ya participan en el diseño de las convocatorias anuales del MIR, proponen cupos y deciden sobre los desarrollos. Con motivo de los sucesos del procés ya se hizo palpable que España, como Estado, se había ido retirando de muchas zonas de Cataluña, hasta el punto de que la presencia policial, militar y política se reveló como escasa. No es fruto de la casualidad ni de un diseño planificado, sino de las concesiones continuas de los respectivos gobiernos centrales a los partidos que han gobernado en esta comunidad. Comenzó con la eliminación de los gobernadores civiles, el repliegue de los cuerpos policiales y del Ejército hasta el punto de que el Estado en Cataluña es poco más que Hacienda y la administración de Justicia. En el caso del MIR, no hay razones ni sanitarias ni financieras que justifiquen, ni siquiera, constituir una mesa.

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