Obligación moral y deber cívico

El homenaje a las víctimas se debe traducir por parte de la población en el respeto a las normas sanitarias para evitar rebrotes que agraven la situación

El homenaje de Estado celebrado ayer en Madrid en memoria de las víctimas de la pandemia unió a todo el país en un sentimiento de emocionada solidaridad. La presencia en el mismo, junto a los Reyes y sus hijas, de representantes institucionales del Gobierno, de los partidos de la oposición, de las comunidades autónomas, de las instituciones europeas y, sobre todo, de los colectivos que más directamente tuvieron que hacer frente a la emergencia sanitaria constituyó el símbolo de una sociedad herida que tardará en sacudirse el tremendo impacto que el Covid-19 ha significado y sigue significando en todos los órdenes de la vida nacional. En el Patio de la Armería del Palacio Real estuvieron desde los familiares de las víctimas hasta los sanitarios que contuvieron en los primeros momentos el tremendo impacto de muerte y desolación que trajo la enfermedad. Desde los militares y fuerzas de seguridad que jugaron un papel decisivo en las calles y en las residencias de mayores hasta las cajeras y trabajadores de supermercado que permitieron un confinamiento de la población con las despensas surtidas. Y junto a todos ellos, los políticos que seguramente ayer comprendieron que las estériles polémicas en las que han estado envueltos durante estos meses y los intentos de utilización de la situación para sus intereses partidistas estaban muy alejados de los verdaderos sentimientos de los españoles durante estos duros meses. "Hemos contraído la obligación moral y el deber cívico de recordar la dignidad de los fallecidos", dijo el Rey durante su intervención en el acto. Obligación moral y deber cívico son dos conceptos que resumen de forma certera cómo se deben afrontar los compromisos que hemos adquirido ante la tremenda desgracia soportada. También sería muy necesario que el sentimiento de homenaje a las víctimas se traduzca por parte de la población en un respeto escrupuloso de las normas sanitarias que impidan los rebrotes que se están produciendo y por parte de los responsables gubernamentales en un trabajo riguroso que evite disfunciones en la atención sanitaria y que corrija deficiencias tan lamentables como no saber a estas alturas, con datos fehacientes, el número real de muertos por la pandemia.

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