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Presunción de inocencia y legado histórico

No se puede privar al Rey emérito, por el hecho de serlo, de un derecho básico de nuestro ordenamiento jurídico como es el de la presunción de inocencia

El rey Juan Carlos está siendo sometido por una parte de la opinión publicada -a base de titulares sensacionalistas y columnas de opinión maximalistas- a un juicio sumarísimo en el que la sentencia se ha dictado antes de escuchar al acusado y en el que la presunción de inocencia brilla por su absoluta ausencia. En base a los testimonios de un comisario de Policía especializado en el chantaje y en bucear en las cloacas del Estado, que se enfrenta a décadas de cárcel, y de una amante despechada con sus propios líos con la Justicia, se ha tejido toda una red a base de filtración de documentos que nada demuestran, testimonios siempre de parte y medias verdades que pretenden estigmatizar la figura del Rey emérito para lanzar un ataque a la línea de flotación de la monarquía parlamentaria y del sistema constitucional por él instaurado en 1978. En este embrollo, cuyo desarrollo judicial está en sus inicios y del que nadie puede presuponer cuál será su resultado, se da altavoz un día sí y otro también a los que acusan en función de intereses muy particulares, pero todavía no se ha escuchado al agraviado. Dejemos hablar a la Justicia y, sobre todo, no privemos al Rey emérito, por el hecho de serlo, de un derecho básico en nuestra democracia como es el de la presunción de inocencia. Esta situación, ante la que Felipe VI y la Casa del Rey han actuado con calculada prudencia en defensa de la Corona como institución básica de nuestro ordenamiento político, intenta socavar el legado histórico de don Juan Carlos. Saben sus promotores que así se ataca la base del modelo democrático que ha dado a España su etapa más larga de estabilidad política y progreso social. El ahora cuestionado monarca fue la persona que supo pilotar el tránsito pacífico desde una dictadura a un régimen de libertades equiparable a los más avanzados del mundo. Eso es algo que pasará a los libros de Historia, en los que posiblemente no será ni una nota a pie de página la campaña de linchamiento de la que ahora es víctima don Juan Carlos y que tiene en el punto de mira la propia continuidad de la Corona.

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