Editorial

Tasa turística en Andalucía, ¿por qué no?

Experiencias como la de Lisboa demuestran lo positiva que es la tasa turística para la mejora de las ciudades y del sector

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, ha vuelto a abrir el debate sobre la necesidad de crear una tasa turística para hacer más sostenible esta actividad económica, en la actualidad uno de los principales motores de desarrollo en nuestra comunidad autónoma. Es una cuestión que afecta a un buen número de ciudades patrimoniales andaluzas que reciben anualmente a decenas de miles de turistas que son consumidores de servicios urbanos (limpieza, monumentos, transportes...) sin que, muchas veces, aporten nada a cambio. No se trata de esquilmar a unos visitantes que ya generan importantes beneficios y empleo, sino de cobrarles una pequeña cantidad (uno o dos euros por noche) con los que mantener mejor los espacios de los que disfrutan. Esta experiencia, por ejemplo, ya ha sido puesta con bastante éxito en ciudades europeas como Lisboa, una de las que más ha sufrido la presión turística en los últimos tiempos.

A la voz de Juan Espadas deberían sumarse las de muchos otros alcaldes andaluces. Entre otras cosas porque hacen falta cambios urgentes en la desfasada Ley de Haciendas Locales. La Junta de Andalucía, asimismo, debe también colaborar para que los ayuntamientos de nuestra comunidad puedan empezar cuanto antes a cobrar una tasa con la que todos (ciudadanos y turistas) saldremos ganando.

Un debate aparte consiste en si esta tasa debe reinvertirse en su totalidad en la mejora del sector turístico, algo que es muy discutible. A nadie se le escapa que la llegada masiva de visitantes a nuestras ciudades, algo muy positivo para nuestra economía, está generando importantes problemas en los habitantes de las ciudades, que ven cómo se encarecen los precios de los alquileres y desaparece el comercio tradicional y de proximidad. También cómo lugares de gran importancia afectiva y sentimental son invadidos por los visitantes o se genera un extra de suciedad y ruido. Estos ciudadanos, muchos de los cuales han tenido que abandonar los centros históricos, deben tener alguna compensación mediante la progresiva mejora de los barrios en los que habitan. La tasa turística puede ser una buena solución .

Es hora de que, de una vez por todas, todas las administraciones faciliten la puesta en marcha de un tributo que no contraerá la demanda turística, pero que dejará importantes beneficios en nuestras ciudades.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios