Venezuela, la necesidad de un cambio pacífico

El diálogo es importante, pero desde la base de la demolición del chavismo para construir un Estado social y de derecho

Venezuela vive estos días sus horas más dramáticas tras el llamamiento del presidente encargado, Juan Guaidó, a la resistencia popular para acabar de una vez por todas con el régimen chavista. La tensión es máxima tanto en la capital, Caracas, como en otras ciudades de un país en caída libre política y económica desde hace ya demasiado tiempo. En las últimas horas se han detectado brotes de violencia, pero todavía se está en una fase en la que es evitable un estallido general que tenga como consecuencia una guerra civil, que provocaría heridas imprevisibles y que tardarían muchos años en cicatrizar. En este aspecto es muy importante el papel que asuma un Ejército cuyo alto generalato es muy leal al régimen bolivariano tras años de depuraciones ideológicas dirigidas, en gran parte, por la Inteligencia cubana. Sin embargo, en el segundo escalón de mando se observan elementos que creen necesaria una evolución que evite el baño de sangre y facilite una transición hacia la verdadera democracia. La situación es muy voluble y en cualquier momento los hechos pueden acelerarse y cambiar por completo el panorama.

Sin embargo, pese a los acontecimientos concretos que puedan suceder en las próximas horas, parece evidente que Venezuela necesita un cambio urgente de dirección que pasa por la salida del Gobierno de Nicolás Maduro y la convocatoria de elecciones libres con plenas garantías. El bolivarismo, nacido en los años de las vacas gordas del petróleo, ha terminado llevando a Venezuela a un callejón sin salida política y a un estado de miseria difícilmente explicable. Hoy por hoy, Venezuela es uno de los peores países del mundo para vivir y ya se puede hablar de auténtica emergencia humanitaria. Esta situación tiene unos responsables claros: el régimen y sus máximos mandatarios. En apenas unos años, el bolivarismo ha convertido a Venezuela en un país de nula calidad democrática en el que las libertades más elementales están gravemente dañadas. Pero es cierto que hay que ofrecer una salida para que los elementos más aprovechables del régimen faciliten una transición democrática. Es aquí donde el papel internacional, empezando por España, adquiere una mayor relevancia. Es importante impulsar el diálogo, pero desde la base de una progresiva demolición del régimen chavista para reconstruir un verdadero Estado social y de derecho en Venezuela.

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