Una acción que debe aclararse cuanto antes

Habrá que esclarecer quién y por qué ha quemado los coches, pero a nadie se le escapa el contexto del conflicto Cabify-taxi

La quema durante la madrugada de ayer de nueve coches de Cabify, empresa dedicada al alquiler de coches con conductor -los conocidos como vehículos de transporte concertado (VTC)-, que habían venido a reforzar los servicios de la empresa durante la Feria de Abril de Sevilla es un hecho sumamente grave que requiere una investigación policial que depure hasta el final todas las responsabilidades penales. Aunque no se tuvieron que lamentar daños personales, lo cierto es que la acción criminal, como señaló la propia Policía, puso en riesgo la vida de personas, tanto de los conductores de los vehículos como de los vecinos de las viviendas cercanas al hotel rural de Castilblanco de los Arroyos donde estaban estacionados. Cuando se asalta una finca, se cierran las cancelas para entorpecer la acción de los bomberos y se queman nueve coches, se están sembrando las condiciones para que haya víctimas mortales.

Habrá que esperar a que las investigaciones esclarezcan el móvil del delito y a que se realicen detenciones, pero a nadie se le escapa que la acción está enmarcada en el contexto del duro conflicto que, desde hace ya demasiado tiempo, enfrenta al sector de taxi con las nuevas fórmulas de transporte urbano e interurbano propiciadas por la llegada de las nuevas tecnologías. Enfrentamiento que no es exclusivo de la ciudad de Sevilla, pero que ha encontrado en ésta un campo de batalla. Como se dice popularmente, "llueve sobre mojado". Pedradas a vehículos, cierre de carriles, insultos a conductores y clientes... Un grupo muy radicalizado y violento del taxi sevillano está protagonizando una queja que, si bien es legítima, está perdiendo la razón por sus métodos casi mafiosos. Ante esto, los cuerpos y fuerzas de seguridad están actuando correctamente y ya hay 27 detenidos e investigados como respuesta a las 40 denuncias presentadas. Sin embargo, en todo este conflicto, se ha echado en falta una actitud más enérgica de las autoridades municipales de Sevilla, que más por omisión que por acción han permitido que estos grupos violentos arraigasen en el sector del taxi hispalense.

Como decíamos, el conflicto Cabify-taxi se enmarca dentro de un gran cambio tecnológico, empresarial y sociológico que se está operando en todo el mundo. El sector del taxi debe comprender que es imposible mantener el antiguo modelo a base de prohibiciones. El camino de su salvación no está en ninguna ordenanza, sino en la modernización y perfeccionamiento del negocio para satisfacer al consumidor actual.

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