Una campaña que apenas ha servido para nada

Más que explicar sus soluciones, los candidatos se han empeñado en complicar aún más la situación política

Decíamos al principio de esta breve campaña electoral que los candidatos debían centrar todos sus esfuerzos en dos cuestiones: explicar cuáles eran sus recetas para los principales problemas de España y despejar las dudas sobre sus posibles pactos y vetos. Hoy ya es jornada de reflexión y se puede asegurar que la campaña casi no ha servido para nada en tanto que no se ha aclarado ninguna de estas cuestiones. Estos últimos días, más bien, hemos visto cómo los candidatos se han empeñado en complicar la situación política aún más. Para mayor preocupación, se han producido errores memorables, como el lío que se ha hecho el presidente del Gobierno en funciones con la separación de poderes, dando a entender que iba a dar órdenes a la Fiscalía General del Estado para traer a España al ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, algo que es incompatible con la independencia de la Justicia y, por tanto, con un Estado de Derecho; o la moción claramente electoralista aprobada en el Parlamento de Madrid por PP, Cs y Vox para prohibir los partidos separatistas en España, algo que también supone una lectura muy particular de la Constitución española. Este estado de nervios y dislates se debe en gran parte a la omnipresencia en la política española del problema catalán, que todo lo contamina.

Sin embargo, durante los últimos días los ciudadanos apenas han recibido mensajes sobre las soluciones que los diferentes candidatos proponen para problemas de primera magnitud, como el envejecimiento de la población, la precariedad del sistema de pensiones, la desaceleración económica (que puede desembocar en una nueva y destructiva crisis), el incumplimiento de la Ley de Dependencia, las carencias en Sanidad y Educación y un largo etcétera. De hecho, el traslado de los restos de Francisco Franco, una medida claramente electoralista más allá de su pertinencia o no, ha merecido muchísima más atención en el debate público que cualquiera de las cuestiones antes mencionadas, en las que los españoles nos jugamos nuestro bienestar. Al respecto, los medios de comunicación también deberíamos hacer una seria autocrítica.

Mañana por la noche sabremos finalmente cuál ha sido el veredicto de las urnas, pero muchos temen que estas elecciones no sirvan para acabar con el bloqueo que vive el país, lo que obligaría a repetir una vez más los comicios, con lo que el ciclo de inestabilidad política llegaría a unos extremos insoportables. Confiemos, esta vez, en la responsabilidad de los candidatos.

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