A la cola en convergencia con Europa

El PIB por habitante de Andalucía no levanta cabeza desde hace una década y sigue entre los más bajos de la Unión

E L Producto Interior Bruto per cápita en Andalucía fue de un 68% en el año 2018, a siete puntos del mínimo de convergencia que marcan las prioridades de ayudas en las regiones comunitarias (75%), según las cifras oficiales de Eurostat, el organismo estadístico de la Unión Europea. Este dato, que queda muy lejos del 81% que llegó a tener Andalucía hace ahora diez años, refleja que nuestra comunidad sigue estando muy lejos de la convergencia con Europa y la sitúa en los niveles más bajos de la tabla de regiones con menor PIB de la Unión. Es preocupante este retroceso porque en la práctica y por encima de las frías estadísticas significa que los andaluces hemos perdido poder adquisitivo frente a los habitantes de otras regiones, como marca el estándar PPS, que fue de 20.500, apenas 100 más que en el año anterior y que sigue dejando en un 68% ese PIB per cápita. Para que nos hagamos una idea, esos 20.500 pps sólo superaron en España a los 20.100 de Extremadura y a los 19.900 de la ciudad autónoma de Melilla. Y en el marco europeo, Andalucía sólo está por encima (de acuerdo con esa clasificación que es uno de los valores que marca el nivel económico de una región) de países como Rumanía (19.900), Croacia (19.100) y Bulgaria (15.400). El PIB por habitante andaluz queda ya por debajo de los portugueses (23.200 pps), húngaros (21.500), polacos (21.400), letones (20.900) y griegos (20.700). Esto en la parte baja de la tabla. Si se mira la parte alta, encontramos diferencias abismales como el caso de Luxemburgo, con un PIB del 263% en relación a la media de la UE. Encontramos por tanto que entrada la segunda década del siglo XXI siguen existiendo enormes diferencias entre las regiones europeas. Esos estándares se utilizan, entre otras cosas, para calcular las aportaciones a cada uno de los territorios, por lo que parece claro que Andalucía no puede dejar de recibir ayudas a la cohesión en el reparto y dejar de ser una región receptora. Se pueden buscar numerosas causas para explicar esta situación y entre las principales están la enorme dependencia que Andalucía sigue teniendo de sectores muy sensibles a las crisis y de bajo valor productivo como la construcción o el turismo, frente a regiones que reúnen industrias, empresas y servicios que generan gran valor como el Sur y Este de Alemania, el Norte de Italia y Austria o Irlanda, donde está el mayor PIB. La ansiada convergencia con estos territorios, que está tardando en llegar, debe ser la mayor prioridad de los responsables públicos cuyas políticas han de ir dirigidas a acabar con ese modelo de dependencia de sectores productivos que son insuficientes.

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