Un momento crucial para Doñana

La degradación irreversible de Doñana supondría un bochornoso desprestigio internacional para España y Andalucía

Las últimas informaciones sobre el estado de los acuíferos de Doñana, fundamentales para la correcta conservación del mayor humedal de Europa, nos dejan un sabor agridulce. De un lado tenemos el preocupante Informe de estado de los acuíferos del entorno de Doñana relativo al año hidrológico 2015-2016, realizado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que deja claro que la situación no es buena, llegando incluso a comprometer la supervivencia de Doñana. Sin embargo, del otro lado, existe la sensación, avalada por la propia Unesco, de que hay perspectivas de mejora si el trabajo de las administraciones sigue el rumbo tomado hace unos años. En resumen, se puede decir que vivimos unos momentos cruciales para el futuro de Doñana. El rumbo es bueno, pero cualquier error, cualquier marcha atrás en las actuales políticas de conservación del parque, puede suponer la degradación irreversible de una gran reserva natural de fama mundial, con el consiguiente desprestigio para Andalucía y España.

El principal problema que tienen los acuíferos de Doñana se debe a la acción humana, sobre todo a malas prácticas agrícolas y al abuso del regadío. Según la organización ecologista WWF, históricamente muy vinculada a Doñana, hay que clausurar más de 3.000 hectáreas regadío y 1.000 pozos que son ilegales y que están diezmando los acuíferos del parque y su entorno. En este sentido, las administraciones están avanzando. Recientemente se han clausurado 300 de estos pozos ilegales y la presión sobre los infractores es continua. Sin embargo, todos reconocen que es necesario avanzar en el plan de ordenación de los regadíos y reforzar la guardería fluvial. En general, la labor de parar el deterioro de las reservas de agua subterránea de Doñana es una labor que debe implicar a todas las administraciones: a los ayuntamientos de la zona, a la Junta de Andalucía y al Estado central. Si no existe una colaboración estrecha y franca, poco se podrá avanzar.

No podemos dormirnos en los laureles. Recientemente, ha sobrevolado sobre Doñana el temor de que el parque entrase a formar parte de la ominosa lista de Patrimonio Mundial en Peligro, elaborada por la Unesco. La amenaza se ha sorteado por ahora gracias a las medidas ya adoptadas. Sin embargo, estamos siendo observados muy de cerca por el organismo internacional. No cabe duda de que la degradación irreversible de Doñana supondría un bochornoso desprestigio para Andalucía y Europa. Algo que, desde luego, no nos podemos permitir.

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