El problema de la imagen exterior de Andalucía

La mala imagen de Andalucía en el resto de España es algo que deberíamos empezar a tomarnos muy en serio

Cada cierto tiempo, los andaluces estamos acostumbrados a que algún político foráneo -habitualmente del PP- nos insulte con algún tópico tan poco original como torpe, los cuales suelen ir desde nuestra supuesta poca afición al trabajo a lo incomprensible de nuestro acento. No nos extenderemos en enumerar las incontables veces que esto ha sucedido; tampoco en rebatir lo que en la mayoría de las veces suele delatar la poca inteligencia y cultura de la persona que hace la gracieta a costa de Andalucía. Ayer le tocó el turno a la ex ministra popular Isabel García Tejerina -algo sorprendente si se tiene en cuenta que siempre ha demostrado inteligencia y capacidad-, quien dijo la ya célebre frase de que "en Andalucía te dicen que lo que sabe un niño de diez años es lo que sabe un niño de ocho en Castilla y León". Evidentemente, estamos ante una absurda generalización que probablemente no pretendía ofender, pero el resultado ha sido que una gran parte de los andaluces se sientan insultados, algo imperdonable para alguien que ha formado parte del Gobierno de España.

La indignación ante estas palabras -a las que se sumó el exabrupto del secretario general del PP, Teodoro García Egea, y su acusación de que el Gobierno andaluz "gasta más en prostitución que en educación"- es más que comprensible, pero eso no debería impedir que hiciésemos una profunda reflexión sobre el serio problema de la imagen que tiene Andalucía en el resto de España. No estamos ante algo nuevo. Históricamente, sobre todo a partir del siglo XIX, cuando Andalucía perdió el tren de la industrialización y se convirtió en un territorio subdesarrollado -según los criterios que han estado vigentes hasta muy recientemente-, hemos tenido que cargar con una serie de tópicos negativos que no se han conseguido disipar con la democracia y los casi cuarenta años de autonomía. Pese a que nuestros emigrantes demostraron una gran capacidad de trabajo y sacrificio allí donde fueron (País Vasco, Cataluña y Madrid, principalmente) o a que existe una amplia nómina de políticos, empresarios, científicos o artistas andaluces de primerísimo nivel, todavía se nos cuelga el sambenito de vagos e ignorantes. ¿Cuál es el motivo? Probablemente, en esta imagen negativa tiene mucho que ver la brecha económica que existe entre Andalucía y otros territorios españoles. También en la identificación que hacen algunos entre el PSOE y nuestra comunidad autónoma. A veces, detrás del desprecio se encuentran intereses inconfesables. En cualquier caso, es un problema que deberíamos empezar a tomarnos muy en serio.

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