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Una recuperación segura

Las comunidades deben comenzar a hacer ajustes en sus déficit y sus deudas; llega un ciclo alcista que se debe aprovechar

Todos los indicadores económicos señalan que España se encuentra en una fase de recuperación tras la crisis provocada por la pandemia. Tal como fue uno de los países europeos que más sufrió este golpe, ahora muestra un crecimiento vigoroso. La afiliación a la Seguridad Social llega a los 19,6 millones de personas, el desempleo ha anotado en julio un descenso histórico de casi 200.000 personas y el PIB aumentó en el segundo trimestre un 2,8% respecto al anterior, un 19% si se compara con el de 2019. Andalucía se mantiene en el grupo de comunidades que están por encima de la media, si bien son Baleares, Cataluña y Canarias las que han despejado mejor, aunque ello está relacionado con el duro golpe que sufrieron sus economías a causa del parón total del turismo. De cada diez empleos perdidos durante la crisis, nueve se han recuperado ya. Sobre ello se debe apuntar que la causa de la crisis no fue económica, no hubo ningún sector que se desequilibró ni ningún mercado que reventó como una burbuja, de ahí que la recuperación haya sido más fácil. Pero también hay que subrayar que la Unión Europea ha actuado de modo bien distinto a lo sucedido en la década pasada, ha habido una inyección notable de dinero público en los presupuestos y el BCE ha incrementado su laxitud hasta el punto de abandonar el rigor sobre la inflación. En España, ha sido el Gobierno el que ha asumido el déficit y la deuda, y ha permitido que las comunidades gasten más, por cuanto son las que prestan los servicios sanitarios. Pero esto no puede durar mucho más. Las comunidades tienen que comenzar a hacer ajustes en el control del déficit, mientras que el mantenimiento de su gasto deberá venir de un aumento de la recaudación. Ahora debe ser la recuperación económica del país la que ayude a los presupuestos autonómicos, que han sido regados durante un año con fondos extraordinarios por el Covid y aportaciones generosas del Estado mediante las entregas a cuenta. En el comienzo de un ciclo alcista de la economía, conviene comenzar a disminuir el gasto público y, con ello, los desequilibrios del déficit y de la deuda.

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