Tribuna

antonio montero alcaide

Inspector de Educación

Educación, ciudadanía y sostenibilidad

Educación, ciudadanía y sostenibilidad Educación, ciudadanía y sostenibilidad

Educación, ciudadanía y sostenibilidad

Las agendas de los organismos y las instituciones internacionales suelen cumplir dos propósitos: uno, el de formular grandes objetivos o retos que orienten sus actuaciones, y otro, el de, constatadas las dificultades para ello, renovarlos en nuevos plazos que extiendan la agenda. El 25 de septiembre de 2015, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Resolución Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. De manera grandilocuente, como suele ser en tan altas declaraciones, tal agenda se presenta como un "plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad". Además de favorecer la paz, un más amplio concepto de libertad, y la erradicación de la pobreza como mayor desafío al que se enfrenta el mundo, a la vez que requisito indispensable para el desarrollo sostenible. Una agenda previa había llegado a su plazo, la de la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, con Objetivos de Desarrollo del Milenio que se adoptaron el año 2000 para su logro en 2015.

El punto 3 de la Declaración de la Agenda 2030 concreta un compromiso mayor: "Estamos resueltos a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales. Estamos resueltos también a crear las condiciones necesarias para un crecimiento económico sostenible, inclusivo y sostenido, una prosperidad compartida y el trabajo decente para todos, teniendo en cuenta los diferentes niveles nacionales de desarrollo y capacidad". Con una promesa asimismo comprometida: "Prometemos que nadie se quedará atrás".

Entre los 17 objetivos formulados en esta Agenda figura uno, el 4, con respecto a la educación, que se formula de esta manera: "Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos". De modo que, en 2030, todos los niños y niñas concluyan la educación básica con resultados de aprendizajes pertinentes y efectivos, además de tener acceso a servicios de atención a la primera infancia y a una educación preescolar. Con ese mismo plazo, ha de garantizarse un acceso igualitario de todos los hombres y mujeres a una formación técnica, profesional y superior de calidad, incluida la universitaria. Así como el aumento del número de jóvenes y adultos que adquieren competencias, sobre todo técnicas y profesionales, para acceder al empleo y el emprendimiento. Eliminar las desigualdades de género en la educación, con un acceso igualitario a todos los niveles de enseñanza y a la formación profesional de todas las personas vulnerables, es otra concreción de ese objetivo de la Agenda. Y se añaden, también, los retos de asegurar que todos los jóvenes y un porcentaje alto de los adultos, tanto hombres como mujeres, estén alfabetizados y tengan nociones elementales de aritmética. Todo el alumnado, por otra parte, deberá adquirir conocimientos técnicos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible. Figuran, entre estos, la educación que así lo propicie, los derechos humanos, la igualdad de género, la cultura de la paz y no violencia, la ciudadanía mundial, la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la propia cultura al desarrollo sostenible.

Propósitos significativos que también requieren adecuar las instalaciones educativas, incrementar los programas de becas y ayudas al estudio y reforzar la formación inicial y la cualificación docente, sobre todo en los países en desarrollo.

La reciente reforma del sistema educativo español, por la Ley Orgánica de modificación de la Ley Orgánica de Educación, del pasado 29 de diciembre, adopta, entre otros enfoques: "Atender el desarrollo sostenible de acuerdo con lo establecido en la Agenda 2030"; de manera que la educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial formen parte de los planes y programas educativos de la educación obligatoria. Y una disposición adicional de esta ley, la sexta, determina que esa misma educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial se considere en la formación del profesorado y en el acceso a la función docente. Por ello, como objetivo inmediato, en el año 2022, los conocimientos, habilidades y actitudes referidos a ese desarrollo y esa ciudadanía deben incorporarse al sistema de acceso a la función docente. Y en 2025, todo el personal docente deberá haber recibido cualificación en las metas que establece la Agenda 2030.

A mediados de la misma, los balances más sugieren la renovación de los objetivos que su previsible logro cumplido en los términos con que se formulan. Porque las agendas internacionales, a la postre, fijan perspectivas, generalmente irrenunciables, con el acento más puesto en la declaración de intenciones que en las condiciones de desarrollo.

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