Tribuna

Luis Ojeda

Director de desarrollo de negocio de Always On

Internet, la droga del año

Ya existen casos de desintoxicación del móvil en menores de edad; una de ellas pasaba hasta 17 horas al día enganchada a una aplicación de mensajería instantánea

Internet, la droga del año Internet, la droga del año

Internet, la droga del año

La obsesión por tener una conexión óptima en todo momento es crucial para adolescentes y jóvenes, que necesitan reflejar su vida a través de las redes sociales, demostrando al mundo lo interesante que es su día a día y recibiendo la aprobación del resto de usuarios.

Más de la mitad de los niños de entre 5 y 15 años entienden la tecnología como forma principal de entretenimiento. Por tecnología se entiende mirar una pantalla de televisión, tableta o teléfono móvil, todo ello con prestaciones que aprenden a utilizar de forma intuitiva, olvidando la importancia de las relaciones humanas y la interacción con otros niños de forma personal, ya que se sienten conectados con los personajes que ven a través de sus pantallas, así como con los usuarios con los que interactúan en las redes sociales. Ya existen casos de "desintoxicación" del teléfono móvil en menores de edad, una de ellas pasaba hasta 17 horas al día enganchada a una aplicación de mensajería instantánea.

Esto también ocurre con generaciones que han crecido rodeadas de desarrollo de nuevas tecnologías en momentos cruciales de su madurez. Los avances tecnológicos y el aumento del uso de los mismos se está trasladando a los terrenos familiares y círculos de los más allegados de forma peligrosa, ya que no se pueden gestionar las relaciones de un niño de la misma forma que las de un adulto. La principal diferencia entre un padre y su hijo es que el primero ya sabe lo que significa relacionarse y cómo debe hacerlo, le han enseñado a ello desde pequeño y lo ha practicado durante años hasta la aparición de la tecnología.

Con las nuevas generaciones de millennials y Generación Z ocurre lo contrario. No aprenden de forma intuitiva lo que son las relaciones humanas en persona, sino que se acostumbran a los dispositivos tecnológicos desde el primer momento y además aprecian como sus padres también los usan. El 84% de los Z tiene una cuenta en redes sociales, éste es uno de los principales motivos por los que triunfan las relaciones mediante este tipo de plataformas web y app para conocer gente y ampliar el círculo de amigos.

Un panorama desolador si se tiene en cuenta que las generaciones venideras cada vez se vuelcan más con las tecnologías y, si no se les contacta mediante éstas, es imposible acceder a ellos. Son sociedades completamente conectadas por internet que sustituyen cualquier contacto personal por una llamada o conversación mediante chat. Los expertos asemejan esta dependencia que experimentan las nuevas generaciones con sus smartphones y dispositivos tecnológicos a una adicción.

En cuanto al ámbito de la ciberseguridad, se presenta una doble problemática, ya que el nacimiento de estas generaciones en el boom de la tecnología ha hecho que crezcan y evolucionen prácticamente en paralelo o, en los casos de los más jóvenes, que han nacido con ella entre las manos, se conviertan en expertos en la materia de manera autodidacta. Unos conocimientos que se pueden extrapolar de forma negativa, construyendo profesionales de la ciberdelincuencia o hackers.

La adicción a internet se ve reflejada en la sobreconexión que viven estas generaciones de jóvenes que lo último que ven por la noche y lo primero que hacen al levantarse es un chequeo rápido de todas sus redes sociales. Los perfiles de éstas están perfectamente actualizados y alimentados con contenido de todo tipo que pueden resultar de lo más surrealista si no se sigue diariamente a la persona, para poder entender todos sus post. Esto genera comunidades de usuarios enganchados a internet.

Además, cabe destacar la importancia de la ciberseguridad en la vida digital de millennials y usuarios más jóvenes que no son conscientes de los peligros que se pueden encontrar on line. Otros riesgos son la filtración de información, robo de datos o cantidades económicas, sexting o ciberacoso. La violencia digital ha dado un paso más y ahora es capaz de conectarse al internet de las cosas, invadir la vida de las personas y la cantidad de información que se lanza mediante redes sociales puede provocar situaciones de reales de violencia. Todos los usuarios deben advertir que ofrecer información sobre su ubicación, sus rutinas o sus viajes puede tener consecuencias desastrosas.

Esta realidad, ya palpable en la actualidad, necesita que la sociedad reciba orientación y educación por parte de padres y expertos en tecnología para guiar a los usuarios en el uso responsable de internet y el conocimiento de los riesgos en la red.

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