Tribuna

Rosario carrillo donaire

Profesora de Latín y Griego

Legado clásico

En España, el aprendizaje del latín y el griego es inefectivo en un alto grado, altísimo, y las pruebas de acceso a la universidad no reflejan más que un autoengaño

Legado clásico Legado clásico

Legado clásico / rosell

El Ministerio de Educación del Gobierno griego ha decidido que a partir de 2019 una nueva asignatura, Sociología, sea cursada en lugar de Latín en el último curso de la etapa de Bachillerato. El latín dejará de ser una materia de obligado conocimiento para quienes aspiren a seguir estudios universitarios de la rama de la filología. En España, es Griego la asignatura que cuelga de un hilo, ya que es viable culminar un Bachillerato de Humanidades sin ella; no todos los centros la ofertan y muchos se lo piensan si los alumnos que la solicitan son demasiado pocos.

El ministro griego ha declarado que es un hecho que el aprendizaje del latín, tal y como se enseña, no es efectivo, ya que consiste en la memorización de fenómenos morfosintácticos y pasajes de textos poco representativos de la tan extensa y variada literatura latina, conocidos de antemano por profesores y alumnos con una dosis de autoengaño apabullante, pues creen que el 9,2 en la prueba de selectividad de Latín es real y no un simple escarnio. En España, y bien que lo lamento siendo como soy profesora de Clásicas, es prácticamente igual. El aprendizaje es inefectivo en un alto grado, altísimo, y las pruebas de acceso a la universidad no reflejan más que un autoengaño. A menudo pienso que el célebre latinista Paul Veyne tiene razón al sugerir que en lugar de hacer el paripé en el Bachillerato, quienes quieran aprender de verdad latín y griego acudan a la que podría ser una institución pública de Lenguas Clásicas, como se hace hoy para estudiar lenguas semíticas, hebreo o sánscrito. O indoeuropeo. Academias, propone el profesor francés, en las que se aprenda de verdad. Qué importante y qué insólito.

A los políticos españoles no se les oye hablar de estos temas, probablemente porque no afectan ni tangencialmente a la cuestión catalana, quién sabe cómo estará el grec en esa latitud. En Andalucía me consta que en la última convocatoria de oposiciones al cuerpo de profesores de Enseñanza Secundaria hubo una oferta de plazas histórica, cosa que en Cataluña no hubo. Ni en Murcia. Ni en Extremadura. Ni en la Comunidad de Madrid.

Me gustaría saber con más detalle cuál es la propuesta concreta de las asociaciones y organizaciones que convocaron días atrás la concentración ante el Ministerio de Educación en Madrid. No soy de la opinión de que "sin el estudio del griego y del latín los ciudadanos no pueden tener criterio propio ni capacidad de disidencia", que es la tendencia de hoy en Twitter. Yo dejaría la frase en "sin el estudio", el estudio genuino, el que implica esfuerzo, constancia y muchísima conciencia. Creo que sé de lo que hablo porque he comprobado que mis alumnos -la inmensa mayoría, critíqueseme por no haber hecho bien mi trabajo, pero les aseguro que no sería justo- siguen siendo an-alfa-betos culturales a pesar de que me haya dejado la piel y la fe en tratar de alfabetizarlos en la cultura y en las lenguas clásicas.

Lanzo una lanza en favor de ellos, no obstante: tienen razón al no verle sentido a gran parte del aprendizaje lingüístico del griego y al vislumbrárselo al latín, apenas si prestan atención a la gramática histórica y la etimología.

Yo, humildemente, pienso que sería mucho más solvente impartir dos cursos de carácter obligatorio y tres horas semanales en 3º y 4º de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) de una materia que podría llevar el nombre de Legado clásico, con contenidos variados de carácter histórico, arqueológico, artístico, literario y lingüístico. De este último con una sólida base elemental y una buena antología de textos bilingües podrían después dar el salto a estudiar de verdad Latín y Griego en el Bachillerato quienes buenamente consideren que les beneficia para posteriormente estudiar una carrera de Letras, como se decía antes, o de Ciencias Sociales y Humanidades, como se dice ahora. Me parece que ésta es la mejor manera de asegurar una verdadera conexión entre contenidos culturales y lingüísticos, y que sin aquéllos es imposible entender un solo texto escrito en lenguas clásicas, suelto, exento, vacío de referencias conocidas, por mucho que el estudiante que aborde la traducción sepa lengua (y les aseguro que muy poquitos saben algo, y que los profesores sabemos menos de lo que parece). Honestamente, tal vez así comprendan el sentido de las palabras de procedencia griega, valoren un legado léxico que es en sí el corazón latiente de los conceptos heredados de la antigüedad en filosofía, matemáticas, medicina, astronomía, física, biología, literatura universal.

Tal vez así logremos que los españoles no sean analfabetos y que los griegos, si ellos hicieran algo similar con los contenidos de la asignatura de Latín, no dejen de comprender el lema de la Unión Europea, In varietate concordia.

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