Tribuna

Francisco J. Ferraro

Miembro del Consejo Editorial del Grupo Joly

El ciclo económico de las comunidades autónomas

En el periodo 2008/2018 se sigue concentrando la actividad económica en Madrid y Cataluña en detrimento de regiones menos desarrolladas

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El ciclo económico de las comunidades autónomas

La publicación esta semana de la Contabilidad Regional de España para el año 2018 nos ofrece no sólo la evolución económica de las regiones españolas en el último año, sino que nos permite examinar la evolución del ciclo completo de la crisis y la recuperación. Para el año 2018 el INE estima un crecimiento del PIB del 2,6%, pero desigual en el territorio, desde el 3,7% de la Comunidad de Madrid hasta el 1,5% de la Región de Murcia, mientras que Andalucía, un año más, se encuentra ligeramente por debajo de la media (2,4%).

El balance entre 2008 y 2018 puede realizarse sobre el PIB, lo que nos pone de manifiesto la intensidad del crecimiento, en términos demográficos, que nos muestra la capacidad de atracción o retención de la población, o en términos de PIB per cápita, como indicador de nivel de vida. Combinando estas variables podemos distinguir cuatro tipos de CCAA en el reciente ciclo económico:

El primero, el de las comunidades más potentes por crecimiento del PIB y atracción de población. La Comunidad de Madrid ha sido la que en estos once años ha mostrado mayor fortaleza, pues su PIB ha pasado de representar el 18,1% del español en 2008 al 19% en 2018, casi alcanzando a Cataluña, que es la comunidad con mayor aportación al PIB de España. Además, lo hace absorbiendo población, a pesar de lo cual consolida y aumenta su primer lugar en el ranking de PIB per cápita (135,1% sobre la media). En su dinamismo se combinan la elevada acumulación de capital, conocimiento y empresas, su potente red de comunicaciones y su variada oferta de servicios, además de los beneficios de la concentración urbana y de la capitalidad. Le sigue en dinamismo Cataluña, una comunidad con una estructura productiva muy diversificada, un potente sector exportador y una elevada acumulación de conocimiento, innovación e inversión, aunque desde el otoño de 2017 la intensidad de su crecimiento relativo se ha moderado como consecuencia de la inestabilidad provocada por el proceso independentista, como lo ponen de manifiesto diversos indicadores económicos en el último año (desaceleración del empleo, caída de la inversión extranjera, salida de empresas y de depósitos bancarios).

El segundo grupo lo constituyen comunidades con un balance eficiente en el periodo, aumentando su PIB per cápita relativo a la vez que disminuyen su participación en la población española, formando parte de este grupo dos comunidades que se encuentran por encima de la media española (País Vasco y Aragón) y otras tres que se encuentran entre las menos desarrolladas, pero se anotan aumentos elevados del PIB per cápita (Galicia, Extremadura y Castilla y León).

El tercer grupo lo conforman comunidades en las que su PIB per cápita crece menos que la media nacional, a pesar de lo cual aumentan la población. Son los casos de Andalucía, Baleares, Canarias y Murcia, comunidades que tienen en común la creciente importancia del sector turismo, lo que genera múltiples empleos, pero con rentas moderadas y de carácter estacional.

Finalmente, el cuarto grupo está formado por las comunidades que en 2018 aún no han recuperado el nivel de PIB de 2008 (Asturias, La Rioja, Cantabria y la Comunidad Valenciana) o que lo superan por muy poco (Castilla-La Mancha) y que disminuyen su participación en la población nacional.

El análisis económico prevé que las regiones convergerán a largo plazo si las menos desarrolladas imitan a bajo coste la tecnología y forma de producción de las más desarrolladas, para lo que se requiere movilidad del capital y del trabajo y un marco institucional que facilite los cambios estructurales.

Sin embargo, la evolución en el periodo 2008/2018 de las regiones españolas no corrobora la previsión teórica de convergencia, sino un aumento de la desigualdad, pues el PIB se concentra más en las comunidades más ricas, especialmente Madrid y Cataluña, que suman el 38,1% del PIB nacional, mientras que en el ranking de PIB per cápita se mantienen las mismas siete primeras comunidades a lo largo de los once años. Por el contrario, la suma del PIB de las diez comunidades con menor nivel de desarrollo reduce o mantiene estancada su participación en el PIB nacional, si bien algunas, como Castilla y León, Extremadura y Galicia, mejoran su posición en términos de PIB per cápita gracias a la reducción de su población. En consecuencia, y sin entrar en otro tipo de análisis singularizado por comunidades, la tendencia dominante es hacia un ligero aumento de la desigualdad territorial, aunque limitado por los mecanismos redistributivos (el gasto público nacional y los fondos europeos) y los flujos demográficos.

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