Tribuna

Manuel chaves gonzález

Ex presidente de la Junta de Andalucía

La cooperación frente al coronavirus

Se ha exteriorizado algo fundamental: nunca como hasta ahora la sociedad española ha demostrado ser una sociedad profundamente democrática

La cooperación frente al coronavirus La cooperación frente al coronavirus

La cooperación frente al coronavirus / rosell

Las pandemias, como el cólera y la peste en otros tiempos y el coronavirus en el actual, son enfermedades globales por su capacidad de expansión y extensión geográfica. En aquellos tiempos, las pandemias poco tenían que ver con la globalización. En el caso del coronavirus es evidente que la globalización, con la movilidad y rapidez de transportes y comunicaciones, ha contribuido a su rápido contagio en el planeta. Una diferencia entre aquellas pandemias y el coronavirus radica en que hace siglos no era posible una respuesta global pero sí lo es ahora. Una respuesta global hubiera hecho más eficaz la lucha contra la enfermedad, teniendo en cuenta sus efectos sobre la salud y el impacto sobre la estabilidad de la economía mundial. La pandemia es una emergencia sanitaria y económica mundial que hubiera exigido un acuerdo de cooperación entre los países. En los últimos días, expertos reclaman acuerdos del Consejo de Seguridad de la ONU y del G-20 normales ante graves situaciones. Una declaración pública de los líderes europeos sobre lo que pueden hacer conjuntamente fortalecería la confianza de los ciudadanos en el combate frente a la crisis.

El epicentro de la crisis se ha desplazado desde Asia a Europa. Cuando la Unión Europea se ha enfrentado a dos crisis globales tan diferentes como la de los refugiados y la pandemia, hay que reconocer su fracaso por la ausencia de una política común frente a las mismas. La solidaridad ha sido más bien escasa. Como ejemplo, hasta ahora no ha habido un acuerdo sobre la licitación para las compras del material sanitario necesario para los países más afectados por la enfermedad. La realidad pone de manifiesto que cada país hace lo suyo aunque, probablemente, lo estarán haciendo bien. Pero la reacción a escala mundial ha sido el cierre de fronteras: Estados Unidos, China, Rusia, países latinoamericanos, etc. También la UE: el acuerdo adoptado ha sido el cierre de las fronteras exteriores y nacionales, quebrando el Acuerdo Schegen y dando alas a los que defienden la prohibición de la libre circulación de personas en el seno de la Unión. Seguramente la ausencia de una política común, que se podía haber articulado desde la aparición de las epidemias anteriores, justifica el cierre de las fronteras para protegerse del virus.

En consecuencia, no se puede poner objeción alguna a la decisión del Gobierno español de cerrar nuestras fronteras. De ahí, la importancia de nuestros propios recursos humanos y materiales para combatir la enfermedad. La situación actual evidencia varias cosas. En primer lugar, que España es un país moderno con un potente sistema sanitario público para combatir eficazmente el virus. Un sistema con profesionales, cuyo compromiso y sacrificio es aplaudido por los españoles. De esto, hay una conclusión pertinente: la necesidad de fortalecer nuestro sistema público de salud ya afectado por los recortes presupuestarios. La situación nos avisa de que aumentar en los próximos Presupuestos los recursos sanitarios es una necesidad ineludible. En segundo lugar, que no ha faltado liderazgo ante la crisis. No me estoy refiriendo sólo al liderazgo del Gobierno sino también al "liderazgo social colectivo". Por encima de planteamientos ideológicos, de diferencias políticas, ha existido la unión. Ésta ha estado por encima de las legítimas discrepancias: desde el Gobierno de España y los gobiernos autonómicos, pasando por los partidos políticos hasta llegar a la gente solidaria, disciplinada y dispuesta al esfuerzo y la renuncia, han remado en la misma dirección.

Por último, se ha exteriorizado algo fundamental: nunca como hasta ahora, la sociedad española ha demostrado ser una sociedad profundamente democrática. Una sociedad solidaria y humanitaria. Seguramente, la sociedad se verá fortalecida por su actitud frente a la crisis. Una sociedad fuerte es una garantía de futuro para nuestro país.

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