Tribuna

Ramón Luis Soriano Díaz

Catedrático emérito de la Universidad Pablo de Olavide

El futuro de la Monarquía

Los partidos políticos nacionales, a excepción de Podemos, consideran muy necesaria a la monarquía para la estabilidad del Estado y sus instituciones

El futuro de la Monarquía El futuro de la Monarquía

El futuro de la Monarquía / rosell

Cuál puede ser el futuro de la monarquía española? Yo creo que su futuro pasa por los siguientes factores: tres en contra y uno, muy poderoso, a favor.

En contra:

1. El entorno político-geográfico y la historia de España. El carácter poco dado a la afección a la monarquía de los estados sureños de Europa -Portugal, Italia, los diversos estados de la antigua Yugoslavia de la URSS, Grecia: estados todos con una república como forma de Estado-. La excepción a la regla es España, aunque en nuestro país tenemos una historia nada amable con la monarquía. No hace mucho que expulsamos al rey Alfonso XIII, abuelo del Rey emérito. Todos los reyes españoles durante más de doscientos años, desde 1800, han pasado por el exilio. Todos eran de la dinastía borbónica, a excepción de Amadeo I de Saboya, que también sufrió el exilio para no ser menos. Todos: Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII y Juan Carlos I (Alfonso XII un exilio antes de asumir el trono; Juan Carlos I un exilio voluntario, aunque impelido por circunstancias adversas). La historia no tiene por qué repetirse, pero es hecho constatado que frecuentemente se repite.

2. El bache generacional. El gran problema del mantenimiento de la monarquía es el bache generacional. La asunción de la monarquía como forma de Estado va desapareciendo conforme se rejuvenece la sociedad española. Es un hecho evidente y muy preocupante para los monárquicos. Los jóvenes y un buen porcentaje de adultos de mediana edad no muestran simpatías por la monarquía, porque la ven como una institución arcana o sin sentido o contraria a la igualdad de los ciudadanos o ineficaz. En mi opinión es el gran talón de Aquiles de la monarquía para permanecer con el paso del tiempo.

3. El comportamiento del monarca. Es importante la conducta de los monarcas españoles para la estabilidad de la monarquía. Nada ayuda las andanzas y desenfrenos del Rey emérito. Éste se ganó la confianza de muchos republicanos por su comportamiento en la transición a la democracia y en el golpe de Estado de 1981. Mucho me temo que este enorme contingente de votos hoy serían votos en contra o votos de abstención en una encuesta que el CIS -¡al fin!- se dignara pasar a los españoles preguntando cuál es la forma de Estado que quieren para España. Fíjense en la complicidad del CIS, organismo público en manos de los gobiernos, que tanto encuesta, pero no sobre qué forma de Estado prefieren los españoles: si monarquía o república.

A favor:

La protección de los poderes del Estado y los medios de comunicación. El Rey emérito desde siempre tuvo el apoyo de los gobiernos sucesivos, que miraron hacia otro lado, sabedores de los comportamientos ilícitos del monarca. La responsabilidad de estos gobiernos es enorme, porque dieron rienda libre a la conducta de un Rey, que cada vez se sentía más impune, pero sobre todo porque permitieron que las consecuencias de esos comportamientos -como las unidades policiales de vigilancia y los chantajes de sus amantes- fueran pagados con dinero público, el dinero de nuestro bolsillo. Pero es el caso que los partidos políticos nacionales con representación parlamentaria suman muchos votos y todos ellos, a excepción de Podemos, consideran a la monarquía prácticamente intocable y muy necesaria su existencia para la estabilidad del Estado y sus instituciones. Ésta es la gran baza del Rey emérito y la monarquía: nuestros políticos en su gran mayoría. Y los largos tentáculos de nuestros poderosos partidos se extienden a todos los resquicios existentes, impidiendo que la monarquía sea tema de debate, encuesta y reflexión.

Conclusión: no es tiempo político para el tema de la monarquía. El partido político Podemos se equivoca planteándolo ahora y Pablo Iglesias se equivocó llevándolo a la campaña electoral de Madrid. Debe ser que ha olvidado a Maquiavelo o no supo aplicar las reflexiones del florentino sobre el tempo como arma política. La monarquía cuenta ahora con un cuerpo de guardia, el de los poderes del Estado (los tres poderes) y un importante sector de los medios de comunicación, que nada tiene que envidiar a la guardia mora del Generalísimo. Pero es posible que le llegue el tiempo a medio plazo -su tiempo- cuando nuevas generaciones presionen socialmente y rebasen la línea roja del cuerpo de guardia y sus cómplices. Por ahora los republicanos tienen Corona para rato.

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