Tribuna

Fernando Rodriguez Hervella

Delegado territorial en Andalucía de Educo

La infancia de todos

Diversos informes estiman que el 80% de los niños y niñas que padecen situaciones de pobreza seguirán sufriéndola al llegar a la edad adulta

A pesar de la inestabilidad política y de las dificultades que muestran los partidos para llegar al más mínimo acuerdo, desde Educo insistimos en la necesidad de alcanzar un consenso político y social en un aspecto clave para nuestro presente y nuestro futuro: el de mejorar la situación de la infancia. Con este fin, a través de distintas campañas y acciones trasladamos a la ciudadanía y a los partidos políticos las propuestas que desde nuestra experiencia consideramos que pueden resultar beneficiosas en el ejercicio de los derechos y en el bienestar de niños y niñas.

En Educo creemos que la infancia debe ocupar un lugar central en la agenda política a todos los niveles de la Administración, ya sea estatal, autonómica o local. Sin embargo, salvo contadas excepciones, observamos que la mirada hacia la infancia queda relegada a un plano muy lejano, algo injusto e incongruente con la importancia que la infancia tiene tanto en el presente como en el futuro de nuestra sociedad. Más allá de constituir una vulneración de derechos, la pobreza infantil supone un serio retroceso en todos los ámbitos, desde el social, consolidando la desigualdad y la falta de oportunidades para los niños y niñas en situación de vulnerabilidad, hasta el económico. En este sentido, hay estudios que señalan que la pobreza infantil cuesta cinco puntos del PIB, lo que indica que es más caro mantener esta pobreza que invertir para erradicarla.

En Andalucía, que encabeza los rankings de pobreza infantil a nivel nacional y europeo, no podemos dejar pasar la oportunidad de centrarnos en el más de millón y medio de niñas y niños de nuestra comunidad autónoma. Si queremos reducir la cifra intolerable de los más de 600.000 niñas y niños andaluces en riesgo de pobreza y exclusión social es preciso tomar medidas urgentes enmarcadas en un consenso que permita continuidad y estabilidad. En el último año, en Andalucía sólo hemos podido reducir esta pobreza en una décima porcentual, pasando del 38,7 al 38,6% de los menores de 18 años. En este sentido, la futura nueva Ley de Infancia y Adolescencia de Andalucía es uno de los hitos que venimos reclamando desde hace tiempo todas las entidades de infancia.

Diversos informes estiman que el 80% de los niños y niñas que padecen situaciones de pobreza seguirán sufriéndola al llegar a la edad adulta. Para evitar esta transmisión intergeneracional de la pobreza, lo más sensato parece legislar, planificar, ejecutar y evaluar poniendo en el centro a la niñez, con leyes y programas coordinados en todos los niveles de la Administración. En el caso de los gobiernos estatal y autonómico, con su capacidad para legislar y dotar de mayor inversión los programas de infancia. Y de una forma más cercana, por su proximidad a la ciudadanía y su gestión de los servicios sociales, los ayuntamientos están también en disposición de articular medidas para dar respuesta a las carencias que las familias puedan padecer.

Son numerosas las leyes, programas y acciones que intentan velar por el bienestar de los más pequeños, pero hasta ahora no tenemos mucho que celebrar en materia de infancia. Existe un grave problema que afecta a todas estas iniciativas y es su carácter estanco, así como la escasa evaluación y la falta de metas medibles que permitan tener un conocimiento de la eficacia de estas iniciativas.

Por otra parte, creemos que para poner fin a las problemáticas que afectan a los más pequeños es primordial contar con su opinión. En este sentido, en Educo, además de reclamar una educación equitativa y de calidad, trabajamos también para que se reconozca el Derecho a la Participación Infantil, un derecho que aún está lejos de ser garantizado y que muchas veces se queda en lo meramente anecdótico.

Son escasas las iniciativas que ponen en valor la opinión de la infancia. Se alega a su inmadurez, falta de preparación o, simplemente, se les relega a ciudadanos de segunda por el hecho de no tener acceso al voto. Estos argumentos, además de alejarse de derechos establecidos a nivel local, estatal e internacional, obvian la riqueza y el conocimiento que las voces de niñas y niños pueden aportar al mundo adulto.

En Educo pensamos que el bienestar de la infancia es un derecho que hay que garantizar y su participación es fundamental para el alcance de este bienestar. Por eso, animamos a que la Administración, en todos sus niveles, otorgue el lugar protagónico que todos los niños y niñas han de tener en sus propias vidas.

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