Tribuna

José Ramírez del Río

Arabista y Profesor Titular de la Universidad de Córdoba

El origen del nombre de Andalucía

El origen del nombre de Andalucía El origen del nombre de Andalucía

El origen del nombre de Andalucía

El origen del nombre de Andalucía es, obviamente, al-Andalus, y ese es un hecho conocido desde siempre. Sin embargo, las diferentes ideas acerca del origen de esa palabra, al-Andalus, que aparece en el siglo VIII, no han alcanzado hasta la fecha un consenso científico.

El primer documento en que aparece la palabra al-Andalus es en las monedas bilingües, en latín y árabe, acuñadas por las autoridades musulmanas en los primeros años de la conquista de España. Estas monedas incluyen esa palabra en la orla, en árabe en el reverso, mientras en el anverso aparece la palabra Hispania en la orla y en el centro aparece una estrella de ocho puntas, que podemos encontrar muchas veces en la Historia y que es conocida a veces como la estrella de al-Andalus. Dicho astro ha sido tradicionalmente identificado como Hésperus, nombre por el que era conocido el planeta Venus al caer la tarde, el cual ha tenido una larga historia en la iconografía de Oriente Medio y del Mediterráneo. Las ocho puntas son los ocho años que tarda Venus en volver al mismo punto en el cielo, como ya sabían los astrónomos de Mesopotamia. Uno de los nombres de la península Ibérica en las fuentes griegas era Hesperia, un nombre que se refería al lugar en que se alzaba Venus cuando se ponía el Sol, que en fuentes clásicas se había aplicado a Italia y a España, y que ya en las Etimologías de San Isidoro designaba a la península Ibérica: "pues Hispania es denominada Hesperia". En el siglo VIII la famosa Crónica mozárabe utilizará también esta denominación y siglos después el geógrafo andalusí al-Bakri recordará este topónimo. Para navegar hacia Occidente desde el Mediterráneo Oriental, se empleaba la situación del planeta Venus en el cielo, por lo que esta identificación resultaba evidente para las gentes de aquellos tiempos.

Pero para comprender cómo esta cuestión pudo dar lugar a al-Andalus es preciso que veamos qué sucedió con esta misma palabra en otro caso muy semejante, el de la península de Anatolia o Asia Menor, actual Turquía. Anatolis es palabra griega que dio origen en español a Anatolia y pasó al turco, ya en época medieval, como Anadolu. A los aficionados al baloncesto les sonará esta palabra por el Anadolu Efes, y existen hoy con ese nombre en Turquía una línea aérea, un canal de televisión, una compañía de seguros… Anatolis, en griego, indica el lugar en el que se alza un astro, en ese caso el cuerpo celeste por excelencia, el Sol, pues Anatolia está situada al este de Grecia. Sin embargo, no es una palabra que se refiera de manera exclusiva al lugar en el que aparezca el Sol, sino cualquier astro: una estrella, un planeta… Volvamos ahora a Occidente, al país donde al caer la tarde se alza Hésperus por lo que también le convenía el nombre griego de Anatolis, pero al pasar al árabe, por razones filológicas que no pueden exponerse ahora, y que se dieron en parte también en el caso del turco, cambió la t en d, se suprimió una a entre la n y la d, y se cambió la i en u al final de la palabra: An(a)dol(i/u)s y de ahí a al-Andalus al añadirse el artículo árabe, como es común en la toponimia. El al-Andalus de la moneda de principios del siglo VIII se refiere, pues, al territorio sobre el que se alzaba el astro que figura en el centro del anverso de la moneda, el Hésperus, de modo que se trataba de una manera de adaptar en árabe Hesperia, con una palabra técnica griega transliterada y con la representación de Venus en el centro de la moneda. Esa palabra, al-Andalus, designa el territorio sobre el que se alzaba Venus, que también designa, de manera indirecta, el lugar en el que se pone el Sol, pues el planeta Venus se hace visible en el cielo cuando el Sol declina. Esta explicación puede parecer rebuscada hoy, pero para los hombres del Mediterráneo Oriental del siglo VIII y siguientes formaba parte de su tradición y de su cultura geográfica.

Evidentemente, en estas breves líneas no podemos ampliar más una explicación que aún debe ser contrastada por otros investigadores. Como en tantas otras ocasiones, se trata de una traducción que crea algo nuevo, una palabra que designó a toda la Península Ibérica en un principio, y que hoy da nombre a Andalucía; esperamos que esta teoría que resumimos al máximo en estas líneas permita zanjar un debate centenario.

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