Provincia de Cádiz

Adiós al escándalo y al desmadre

  • El Ayuntamiento de Conil pone manos a la obra para parar un fenómeno que altera la convivencia de los vecinos del centro

  • Los implicados apelan al civismo de los visitantes

Paseos en barco. Sesión de spa. Recorridos en limusina. Escape room. Circuito en los árboles. Paintball. Actividades acuáticas. Disco bus. Restaurante temático. Suelta de vaquillas. Son algunas de las propuestas de una empresa que organiza despedidas de soltero en Conil y que también incluye packs de fin de semana y de día y noche.

Y es que parece que este pueblo de la Janda se ha convertido en el destino ideal para aquellos grupos que quieren festejar el cambio de estado civil de uno de sus miembros y que, en muchos casos, alteran la paz y la convivencia de los vecinos que residen en el centro.

Solo el pasado fin de semana la Policía Local de Conil levantó 33 actas por ruido y escándalo a participantes en despedidas de soltero. Una cifra bastante considerable si tenemos en cuenta que aún no es temporada alta y que el grueso de visitantes está por llegar.

Como cuenta el alcalde, Juan Manuel Bermúdez, "las despedidas de soltero siempre han estado ahí, pero en 2015 el Ayuntamiento de Conil fue pionero al empezar a trabajar en contra de esos grupos que creen que pueden venir al pueblo y hacer lo que les dé la gana". Desde entonces, señala el primer edil, "hemos estado trabajando y en octubre de 2017 aprobamos una ordenanza municipal de convivencia ciudadana que es la que se está aplicando ahora".

Esa normativa sancionará a todas aquellas personas que vistan indecorosamente, que porten objetos obscenos, que generen ruido ya sea llevando aparatos de música o megáfonos, e incluso a los huéspedes de pisos y los caseros. "Esta ordenanza nos permite multar a las personas que hacen ruido en una vivienda y al propietario si vemos que no tiene su inmueble registrado como piso turístico. En ese caso nos dirigiremos a la Delegación de Turismo y a Hacienda", explica Juan Manuel Bermúdez.

Otra de las medidas que ya se está poniendo en marcha es la revisión de las licencias de los locales y empresas que acogen y organizan su ruta de diversión en el pueblo. Además, el Consistorio estudia limitar la circulación de autobuses a determinadas horas de la noche.

Sobre la notable cifra de denuncias del pasado fin de semana, el alcalde de Conil considera que "actuamos de manera contundente", aunque también quiere dejar claro que "se celebraron despedidas que no ocasionaron problemas, entonces son bienvenidos".

Y es que si por algo lucha este pueblo es por alejar su imagen de la de un paraíso para la juerga nocturna. "Nosotros no promocionamos el turismo de marcha en ningún momento. Trabajamos el turismo familiar y ofertamos multitud de actividades dirigidas a este público: cine, teatro, conciertos, títeres, pero en ningún momento hay una programación para la gente joven, es nuestra directriz política".

No obstante, Juan Manuel Bermúdez es consciente de la atracción que ejerce la localidad en aquellos que quieren salir de marcha. "Que hay ocio en Conil por la noche, pues claro, es normal que la juventud quiera divertirse y no estamos en contra de eso, pero dentro de una convivencia y respeto a los vecinos que al día siguiente tienen que levantarse para trabajar".

Esa llegada masiva de visitantes cada fin de semana está siendo aprovechada por el empresariado local, que no ha dudado en emprender negocios relacionados con las despedidas de soltero. Uno de ellos es Ramón González, gerente de Despedidas Conil, quien defiende que "estamos en contra del ruido, de la gente mal vestida y de los actos incívicos".

Por eso no entiende que la opinión generalizada sea que "somos culpables de todo. El pueblo se está poniendo en contra nuestra y coacciona y el Ayuntamiento reacciona. Pero nosotros hacemos un llamamiento para que la gente se sepa comportar y colaboramos con la Policía cada vez que nos lo pide".

Por todo ello quiere aclarar que "nuestros servicios no incitan al incivismo, nosotros somos intermediarios y ayudamos a los clientes en la gestión del alojamiento, del transporte, de los locales para cenar o para las distintas actividades... No sé hasta que punto un grupo de personas que vengan a pasarlo bien pueden corromper el turismo. Por ir de despedida no tienen por qué comportarse peor".

Ramón González se lamenta de que "vayan contra nosotros. Tienen que ir contra aquellos que dejan hacer de todo en sus locales. Y si no que nos digan qué clientes podemos aceptar y cuáles no. Es imposible frenar el turismo, el filtro tiene que estar en su comportamiento, vestimenta o en el respeto que deben mostrar".

En similares términos se expresa Juana Sánchez, presidenta de la Asociación de Empresarios de Conil, quien es tajante respecto al tema. "Siempre que haya una actividad económica reglada, no hay nada que hablar". Por ello se pregunta: "¿Sabemos si las 33 denuncias son a empresas que se dedican a esto o gente que ha venido a Conil por su cuenta?".

Desde su punto de vista hay que diferenciar bien ambos términos y "no decir que son las empresas las que están trayendo esto porque el empresario no es responsable de sus clientes una vez que salen a la calle".

Juana Sánchez sostiene que el año pasado "se desmadró un poco el fenómeno. Hay una época en la que viene mucha gente joven y hubo un sector de la población que se empezó a levantar". Por eso ve bien que se tomen medidas, porque "cuando nos tocan el bolsillo es cuando nos damos cuenta de que actuamos mal".

A su juicio todo es cuestión de civismo y educación y resalta, al igual que Juan Manuel Bermúdez, que ya hay establecimientos que ponen en sus puertas carteles anunciando que no permitirán que en sus locales se celebren despedidas de soltero. "En Conil vivimos prácticamente todos del turismo, por eso nos gusta que vengan y se sientan a gusto; no puedes lucrarte en detrimento de los que están a tu alrededor. Hay que ser consciente de que tenemos que cuidar el entorno", subraya.

En el eslabón más débil de la cadena se encuentra, como siempre, el vecino, que defiende su derecho al descanso y a poder disfrutar con tranquilidad de su pueblo. Isabel González forma parte de la directiva de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Conil. Afirma que "los últimos 5 o 6 años han sido de descoque" y que las despedidas surgieron "en un contexto bastante deteriorado de escándalo y ruido y sin apenas armas con las que enfrentarlo".

Ella, que vive en pleno centro, dice que en la plaza de España comienza "a llegar gente sobre las 4 o 5 de la tarde del viernes y empieza a generarse ruido". Ruido que no cesará hasta el domingo por la noche, cuando todos regresen a sus hogares.

Mientras tanto, Isabel González ha tenido que dejar cerradas sus dobles ventanas y sus balcones, porque si no "no puedo estar en mi salón". Por eso, "mucha gente del centro se va a vivir al campo en verano", lo que es "una pescadilla que se muerde la cola, porque pueden aprovechar el tirón para alquilar sus casas y al no estar implicados en el tema del ruido, pasan más".

No obstante, piensa que en el centro "se vive estupendamente", pero desde finales de mayo a finales de septiembre "cambia del blanco al negro y se concentra una masa bestial de gente y se crea un conflicto de intereses en el que el vecino de a pie no quiere ir contra nadie porque mucha gente vive de eso", relata.

Isabel González mantiene que lo que hay que hacer es "concienciar al Ayuntamiento de que tiene que ser más riguroso y estricto en el control del ruido, así como a los dueños de los locales, que tienen que darse cuenta de que sus clientes molestan y corregir ese comportamiento".

Por todo ello cree que hay que llevar a cabo un trabajo común porque "lo difícil es dar el paso y encontrar una fórmula que no limite la libertad personal de cada uno pero que sea más estricta en cuanto a las molestias hacia los demás".

La directiva de la AVV pone un ejemplo muy claro: "Cuando salió la Ley Antibotellón creíamos que no saldría adelante, o la Ley Antitabaco, se acabó y nos hemos acostumbrado. Pues esto es igual, no se puede dejar de trabajar y decir que no va a servir para nada".

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