Provincia de Cádiz

Brockmann, el ingeniero romántico

  • En la segunda mitad del siglo XIX el ingeniero portuense Leopoldo Brockmann presentó un proyecto para cruzar el Canal de la Mancha. Fue el director de las obras del tren de Jerez y Sanlúcar

Leopoldo Brockmann del Pino nació en El Puerto de Santa María el 6 de febrero de 1829, en el seno de una familia dedicada al comercio de vinos de Jerez. Su padre, Alfonso Ernesto Guillermo, era un alemán, nacido en Berlín en 1777, pero criado en Hamburgo donde, según la tradición familiar, ejerció como marino o armador. En 1799 se vino a España y se estableció en El Puerto, marchando a Canarias durante la invasión francesa de 1808, donde se casó con María del Pino Losada.

Casi todo lo que de Brockmann se conoce ha llegado hasta nuestros días a través de los escritos del Nobel de Literatura José Echegaray, su más fiel amigo y su más sincero admirador.

Leopoldo, posiblemente en 1846, marchó a Madrid a estudiar en la Academia de Miguel Riquelme, que preparaba el ingreso en la Escuela de Caminos. En la necrológica que José Echegaray escribió de su amigo portuense afirmaba que éste tuvo que suspender sus estudios por enfermedad y que, al reintegrarse al centro, se incorporó a la que sería la promoción de ambos.

Juntos estudiaron en los locales de la calle Turco y juntos terminaron la carrera en 1853. Era una promoción de 13 alumnos en la que Leopoldo obtuvo el segundo puesto, por detrás de José, que ocupó el primero.

A principios de octubre del mismo año en que terminó la carrera fue nombrado ingeniero segundo, con un sueldo de 9.000 reales anuales, siendo destinado al distrito de Obras Públicas de Sevilla, a las órdenes de José Soler de Mena. En aquella época era costumbre que los mejores alumnos se incorporaran inmediatamente a la enseñanza y nuestro paisano pasó un breve periodo de tiempo como profesor de la Escuela de Caminos, donde enseñó Mecánica Racional e, interinamente se ocupó de la cátedra de Dibujo de paisaje.

Leopoldo se casó, en el segundo lustro de los años cincuenta, con Isabel Llanos Keats, hija del novelista Valentín de Llanos y sobrina de John Keats, uno de los principales poetas británicos del movimiento romántico.

En Italia realizó lo más importante de su labor profesional, labor que fue recompensada además, con múltiples honores y condecoraciones. Por la construcción del ferrocarril de Nápoles, el Gobierno de Víctor Manuel le concedió la Cruz de San Lázaro y San Mauricio, por la de los ferrocarriles romanos obtuvo la Cruz de Caballero del Pío IX y éste último, a finales de 1862, le nombró conde de Brockmann.

Tras unos años de prosperidad, contrajo la malaria y tuvo que abandonar su trabajo y volver a España, donde subsistió con encargos particulares diversos, luchando contra la enfermedad y tratando, inútilmente, de ser readmitido en el Cuerpo de Caminos. Construyó varias carreteras, hizo proyectos de canales y ferrocarriles e, incluso obtuvo un nombramiento de inspector de Hacienda. Finalmente, consiguió ser nombrado director del ferrocarril de Jerez y Sanlúcar, cargo en el que permaneció hasta la terminación de las obras en 1877.

En junio de ese mismo año, el ministro de Fomento accedió, por gracia especial y posiblemente a causa del empeoramiento de su salud, a readmitirle como ingeniero del Estado. Aún estaba en expectativa de destino cuando, de viaje hacia Madrid, falleció en Marmolejo el 4 de noviembre de 1877 a los 48 años de edad.

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