La fuerza para tirar adelante estos 25 años la ha sacado de sus hijos, que entonces tenían sólo 7 y 6 años. Y flanqueada por ellos y una nieta llega orgullosa, con la cabeza bien alta, sabedora de que su verdad es la única, portando un ramo de flores para depositarlo junto al monolito que recuerda en la prisión de Puerto 1 el asesinato de su marido, el doctor Alfredo Jorge Suar Muro, a manos de ETA, el 14 de octubre de 1983. La primera víctima de ETA en Andalucía.

María Teresa Decarlini, la viuda de Suar Muro, llega con ganas de hablar. De gritar bien alto lo que piensa ella, lo que piensan todas las víctimas, que los etarras "se lo llevan de rositas". Y emociona con su fortaleza, con sus razones. Y con su sincero agradecimiento por recordarlo a él. Por seguir tan presente en el corazón de todos "a pesar de tantos años que han transcurrido".

Las lágrimas le asoman al pozo inmenso de tristeza que reflejan sus ojos, clarísimos como ella, cuando empiezan los saludos. La recibe la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. Después, el reencuentro con los compañeros que trabajaban con él en Puerto 1, con los que se funde en un emocionado abrazo.

"Su muerte no ha sido inútil", dice cuando, acabada la ofrenda floral y los saludos, da las gracias. Se entristece porque su deseo no se ha cumplido, que la muerte de su marido hubiera sido la última. Ha habido luego tantas más .... "Cada muerte es una herida nueva. ¿Cuándo va a acabar esto?".

No se muerde la lengua al asegurar que "es de vergüenza" que "haya una etarra de 50 años caminando por la calle esperando una inseminación", en referencia a la autorizada excarcelación de la etarra Beloki, para que se quede embarazada. "Pues que tenga un vis a vis con su marido, y si no puede tener un hijo, que no lo tenga". "Hay que aumentar las penas. Con esta gente no se puede ir por las buenas. Se reorganizan con cada tregua, riéndose de todos nosotros. Da igual el PP o el PSOE. Se ríen de cualquiera".

Se congratula de que ahora la cuestión económica las víctimas la tienen "más o menos" solucionada, No era así hace años, cuando mataron a su marido. "Entonces había víctimas de primera, de segunda y de tercera categoría. Yo fue de primera, porque mi marido era médico, y los colegios de médicos se volcaron para ayudarnos. De tercera eran guardias civiles y policías. Y de segunda los marinos. En el año 83 moría un guardia en el País Vasco y lo sacaban a escondidas. Y sus familias eran echadas de las casas cuarteles, con cuatro y cinco hijos, y sin formación. En eso sí se ha avanzado. Los partidos han tomado conciencia", asevera solidaria.

Ni ella ni la otras víctimas piden mucho. "Lo que pedimos es que no se rían de las víctimas. Los ves paseando, riéndose, ... Eso es de vergüenza". Y aprovecha para tirar de las orejas a todos. Ya lo decía antes, da igual el partido que sea: "Si hubieran dejado las armas, como se dice bastamente nos lo tendríamos que comer con papas, que abrieran las cárceles y los dejaran libres. Pero habiendo muertos no puede ser que salgan libres. Eso no puede ser", reitera.

Le toca el turno a la secretaria de Instituciones Penitenciarias, quien explica así su presencia. "He venido para estar ion María Teresa. Es de justicia que rindamos homenaje a una víctima, a un funcionario público magnífico que cuidaba a todos los presos sin preguntarles su delito". Gallizo pasa después a reiterar el compromiso del Gobierno "de no parar. Hemos cambiado algunas leyes y el Código Penal para garantizar que cumplen mayores penas. La Policía, la Guardia Civil y nosotros estamos muy comprometidos en acabar con esta lacra que tanto daño ha hecho".

Rehuye pronunciarse sobre la reunión que al tiempo tenía el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, con las víctimas para abordar una Ley Integral. Pero aprovecha para puntualizar que "me consta la preocupación y la sensibilidad que tiene el ministro con las víctimas". "Las Leyes son las leyes, Y algunas libertades condicionales las dan los jueces", espeta para zanjar las polémicas excarcelaciones de etarras.

María Teresa tercia con elegancia. "Sólo queremos que cumplan las condenas. No tenemos odio, el odio mata. Si yo odiara no estaría aquí, ya me habría muerto. Si hay que cambiar la ley, que se cambie. Pero la justicia no la podamos tomar por nuestra mano. Yo no soy ninguna criminal. Mira los padres de Miguel Ángel Blanco. Somos distintos a ellos. Somos buenas personas, que teníamos maridos e hijos que hacían cosas buenas". Siempre con su verdad.

"No se puede permitir que cada atentado sea un puñal nuevo. Cada Administración tiene una responsabilidad", apunta Enrique Moresco, alcalde de El Puerto, la localidad en la que se afincó el argentino Suar Muro con su mujer, huyendo de los tiempos duros de la dictadura en aquel país. Una ciudad que hace ocho años decidió dedicarle una calle al médico y que en breve hará lo propio con todas las víctimas de ETA, rotulando así la travesía de la variante de Rota que termina en la rotonda de Molino Platero.