Provincia de Cádiz

La Línea clama por su singularidad

  • Los ciudadanos se movilizan para manifestarse y reclamar al Gobierno un trato especial tras la implantación del Brexit

  • Juan Franco es rotundo: "En este asunto estamos solos"

Josep Borrell saluda al alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, ayer en Madrid.

Josep Borrell saluda al alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, ayer en Madrid. / efe

La Línea está indignada. Pocas veces los linenses -tan dados a debates internos estériles- expresan de forma tan unánime su indignación como en las últimas 24 horas por el hecho de que la ciudad no sea objeto de un trato de discriminación positiva ante la cada vez más cercana implantación del Brexit, el 29 de marzo de 2019. Quedó patente el martes pasado en la reunión que todos los alcaldes de la comarca y el presidente de la Mancomunidad giraron a Madrid para entrevistarse con el ministro de Asuntos Exteriores, José Borrell. El alcalde, Juan Franco, no se anda con circunloquios: "En este asunto estamos solos", afirma mientras abre los brazos con impotencia y su rostro expresa un gesto de incomprensión. El mensaje ha llegado. Tanto que la ciudadanía a través de las redes sociales empieza a organizar una manifestación para reclamar la tan cacareada singularidad de La Línea. La movilización ha empezado.

Juan Franco no está solo en la pelea contra las administraciones -todas- para conseguir que La Línea tenga un trato preferente en cualquier tipo de plan integral que se quiera aplicar en la comarca con motivo del temido Brexit.

La proclama que la primera autoridad linense lanzó ante el ministro Borrell ("no sé qué pinta aquí la Mancomunidad") ha calado entre sus convecinos y muy especialmente entre los trabajadores transfronterizos, sean cuantos sean, que ése es motivo de otro debate.

El alcalde compareció ayer en rueda de prensa para explicar que va a solicitar de manera urgente una entrevista con Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, delegado del Gobierno de Andalucía, en lo que entiende que se ha convertido poco menos que "la última bala" que le queda a la ciudad después de haber llamado, sin suerte "a la puerta de tres ministros" desde que desembarcó en el cargo.

Juan Franco entiende que el único dato positivo de su visita del martes fue la decisión de Borrell de encomendar "casi sobre la marcha" al secretario de Estado de Política Territorial, Ignacio Sánchez Amor, la elaboración de un plan integral de la comarca porque éste "conoce de primera mano la situación de la ciudad, que visitó el pasado año" y eso supone una ventaja. Pide un poco de paciencia, pero recalca que el tiempo corre en su contra y que muy pronto empezará a solicitar resultados. Antes de que sea demasiado tarde.

Mientras tanto la ciudadanía se siente escocida. Injustamente tratada con respecto al resto de la comarca y empieza a sentir que la situación no varía sea cual sea el partido que esté en el poder. Los mensajes en las redes sociales y en los grupos de WhatsApp se suceden. La conclusión siempre es la misma: "Hay que hacer algo antes de que sea demasiado tarde".

Las alusiones a la añorada Carta Económica Especial son continuas y el temor a que se repita el cierre de la Verja de 1969, aunque sea de manera encubierta, se repiten sin pausa. Una medida que sería "un disparate porque en realidad hablamos de una misma ciudad, separada por una frontera, algo parecido a lo que sucedía con las dos Alemanias", asegura un conocido economista de la ciudad: "Las consecuencias para la economía linense y gibraltareña serían nefastas, inimaginable en estos momentos".

Las reflexiones en la calle, de las más dispares, pero todas van en una misma dirección.

"Yo creo que un Gobierno que se llama socialista tendría que perder menos tiempo en desenterrar a los muertos y procurar que los que estamos vivos no acabemos muriendo de hambre", sostiene Mari Carmen, cocinera en Gibraltar y madre de dos hijos que dependen de su salario.

"Llama mucho la atención la preocupación que sienten los gobernantes de todas las administraciones para hablar del narcotráfico y lo poco que parecemos importante la gente decente de esta ciudad", subraya José Manuel, que tiene un puesto en el mercado "que cada vez más nota lo que está pasando".

Germán Domínguez, pregonero de la última Feria Local, fue quien encendió la mecha para que la ciudad se manifieste para solicitar un trato preferencial, una iniciativa que se podría decir que se ha hecho viral a nivel local sin caer en la exageración. "No podemos consentir que nos sigan tratando como lo han hecho todos los gobiernos", sostiene.

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