enfoque de domingoPobreza infantil en la provincia

Niños pobres

  • Hay más de 25.000 menores que viven en la provincia en una situación de carencia severa

  • Save the Children teme que estén condenados a la miseria

"La gente no lo cree porque no lo ve. No estamos hablando de una pobreza profesionalizada ni de niños famélicos. Es una pobreza que se concentra en barrios por donde nunca pasamos, por tanto, nunca lo vemos. Esta cara de la pobreza es esa mujer a la que ves y dices estás más delgada y ella no dice nada porque está más delgada porque si hay algo para cenar, esa cena es para los niños, y ella muchos días se queda sin cenar". Esa es la mirada que el presidente español de Save The Children, Andrés Conde, tiene sobre un hecho, la pobreza infantil, que en Andalucía tiene una cifra: 726.059, según el informe Desheredados, de esta misma organización. Según la OCDE, que sitúa a España como uno de los países con menos movilidad social, más desigualdad y con el ascensor social más atascado, la mayoría de estos niños están condenados a ser pobres de adultos. Pobres de por vida. Sus hijos también lo serán y la rueda seguirá. De ellos, unos 135.000 viven en la provincia de Cádiz. En la provincia están censados 265.000 niños. ¿Tantos? ¿Hay más niños pobres que niños que no lo son? En los periódicos informes del Defensor del Pueblo Andaluz y defensor del Menor, que aporta estos datos, no actualizados, pero que son los que hay, con criterios posiblemente exagerados, se ha generado este debate entre los parlamentarios en los pasillos entre cierta incomodidad. No pueden ser tantos.

Jesús Maeztu, Defensor del Menor, lo intenta explicar: "Aquí no hay niños abandonados, o hambruna. Pero hay otras carencias. Hay menores que sufren privaciones, situaciones de desigualdad con sus semejantes, que el cine les resulta prohibitivo, que no van a los campamentos ahora que se acerca el verano, que no realizan actividades de ocio con sus padres porque éstos están en paro o se dedican a trabajar y no tienen tiempo ni dinero para todo lo que sea lúdico, educativo e incluso afectivo. No hay tiempo para abrazos. Y en ese desapego crece el menor".

Ese es el hecho significativo y luego las estadísticas tienen que ver con los conceptos. Se suele utilizar el índice AROPE que maneja siete conceptos (irse de vacaciones una semana al año, mantener la vivienda a temperatura adecuada, no poder afrontar gastos imprevistos...). Si cumples dos de ellos eres pobre y tu hijo automáticamente lo es, si cumples cuatro eres pobre de solemnidad. Lo primero pasa en Europa en el 23% de los casos, en España en el 27% y en Andalucía en el 37%, seis puntos más que hace una década. En Cádiz supera el 41%.

Hay otros índices. Por ejemplo, en este mismo informe de Save The Children una niña que participa en el estudio define a un niño pobre como "un niño que no puede soñar". Esta afirmación, que da un toque poético a la estadística, indudablemente reduciría bastante las cifras. Queremos creer que los niños de la provincia sueñan. Otra cosa son hechos más tangibles. El ítem más evidente es el de los ingresos de los padres. Como los ingresos declarados (Save the Children no utiliza el corrector de la economía sumergida, tan presente en la provincia) han caído, se podría calcular que el 44% de los niños gaditanos son pobres, casi doce puntos más que la media nacional. Pero contando con que los ingresos en el resto del país son bastante más transparentes que en algunas localidades de la provincia es un porcentaje que habría que poner en cuarentena. Sin ir más lejos, se sabe que 3.000 familias del Campo de Gibraltar viven directa o indirectamente del narcotráfico y el contrabando. ¿Son pobres su hijos o, en ese caso, estaríamos hablando de otro tipo de problema, igualmente excluyente? Porque en este caso habría que cruzar otro dato y es que la provincia está a la cabeza en menores juzgados y condenados de toda España. Tiene que ver con eso.

Puede ser más alarmante la cifra de la pobreza severa, que Unicef y Save the Children sitúan a un 10% de la ploblación infantil andaluza. El dato publicado recientemente por el INE sobre condiciones de vida de los españoles sitúa la carencia material severa en Andalucía en un 5,2%, prácticamente el mismo que la media nacional. Es en realidad en este dato en el que nos deberíamos fijar cuando nos preguntamos de qué hablamos cuando hablamos de pobreza infantil porque nos daría una estimación de 26.000 niños gaditanos en esta situación. No hablamos de hambre porque según el INE sólo el 2,6% de los hogares no pudede permitirse comer carne,pollo o pescado cada dos días, pero sí de malnutrición (dieta inapropiada, exceso de comida basura y barata, a veces obesidad) y unas desigualdades que le van a condenar a la pobreza.

Diputación , con la ayuda de la Junta, acolcha situaciones de desesperación en los lugares más alejados, en los pequeños pueblos. Se dedican más de 300.000 euros en ayudas familiares, dinero puro y duro para que esas familias puedan alimentar a sus hijos. Diputación contabiliza estas ayudas por menores. Así hay 89 niños en Medina, 45 en Olvera, 44 en Puerto Serrano.... y así sigue el listado.

"Llevo 27 años en esto. Ya trabajo con la tercera generación. Vi a los abuelos, vi a sus hijos y ahora veo a los hijos de los hijos", dice el educador social Francisco Iglesias. Iglesias coordina los cinco equipos de familia que el Ayuntamiento de Cádiz tiene dentro del área de Servicios Sociales. "Somos la trinchera", dice. Y son la trinchera, la fuerza de choque para tapar los agujeros del sistema. Con la crisis los agujeros del sistema se multiplicaron. Por no ser exhaustivos, si en 2016 había 8.726 agujeros, es decir, usuarios de los servicios sociales, en 2017 eran 9.565, una progresión continua desde que algo tan extraño para este mundo como Lehman Brothers se fue al carajo en 2008. Iglesias se encarga de los niños: abusos, malos tratos, absentismo... todo ha crecido con la crisis. Y para colmo regresa la heroína.

Estos grupos de familia, cada uno con 43 familias a su cargo con sus respectivos hijos, aglutinan todas las acciones de las administraciones porque son ellos los que tienen el contacto directo con la miseria. Su memoria nos dibuja un perfil nítido que nos puede servir para cualquier localidad. Este servicioo municipal atendió durante el pasado año a 324 familias, de las cuales 108 eran reincidentes y 66 de ellas no vivían en viviendas con unas condiciones de habitabilidad. De todas ellas, sólo 68 eran familias nucleares, las de toda la vida, padres e hijos, sin embargo 158 eran monoparentales, es decir, madres solteras, madres abandonadas, viudas, madres sin hombre. Otras 35 eran familias reconstituidas, es decir, suma de distintas separaciones y 63 eran extensas, lo que inclyuye vivir con abuelos, tíos, etcétera. Otro dato interesante de la memoria tiene que ver con la edad de los menores. 145 tenían entre cero y seis años, 331 estaban entre los 7 y los 15 años. Entre los tutores nos vamos a encontrar con 84 que vivían de la economía sumergida y 119 desempleados, pero también 150 con empleo, ya fuera eventual o fijo, lo que muestra que tener trabajo no te libra de la pobreza. Por estudios no sorprenden los 199 analfabetos funcionales o con estudios primarios, pero sí quizá los 36 con estudios universitarios. La situación sanitaria de los padres de estos menores en riesgo de exclusión muestra que descienden las toxicomanías (99, lo que incluye el alcoholismo) para ser superadas por el centenar de tutores con una enfermedad psíquica, casi siempre depresión, lo que lleva directamente a que 96 de los menores también tuvieran algún tipo de diagnóstico psíquico. Todo al final da la cara en la escuela: 109 chicos con retraso escolar, otros 115 con inadaptación, absentismo en 65 casos -de ellos 28 casos de antecedentes de absentismo en sus tutores-.

Pero detrás de los números las historias. Cuenta Iglesias la de aquel niño al que llevaron con un grupo a Isla Mágica, todo el rato con la boca abierta, pero cuando se sube a una montaña rusa baja en shock. "Esto es lo que más me ha impactado en mi vida desde que me encontré a mi tío muetrto en el baño con una jeringuilla pinchada en el brazo". Han tenido chicos asombrados con una ducha, jamás habían tenido una rutina diaria de baño. Y otros que nunca habían tenido tres comidas al día. "Yo no he visto niños tristes, he visto niños que decían que esto, estar en una ludoteca o en un campamento de verano de Navidad, era lo mejor que les había pasado en sus vidas".

Se deshace en elogios con la Fundación Cajasol, Fundación Pascual, Save The Children o Tierra de Todos. "Cuando llegó la crisis y no paraban de crecer las demandas y los presupuestos se recortaban y ya no sabíamos de donde sacar para pagar alquileres y la luz y el agua.... cuando todo el mundo huía ellos vinieron aquí y dijeron qué necesitáis".

Las tareas en este lugar heroico son de lo más variadas, desde poder repartir en verano algunas licencias de lateros para la playa a realizar programas de educación para las madres (son casi todas mujeres) para que se puedan sacar el graduado. Habla Iglesias con orgullo de cinco de ellas, que ya han dado el salto a grados medios e incluso grado superior. "Eso espolea a sus hijos, que también mejoran en el colegio. Mi madre estudia, yo estudio también, piensan. Y piensas que algunos salen, que aunque las estadísticas hablan de condenas de pobreza hay quien tiene coraje para hacer lo imposible para que sus hijos salgan de ella".

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