gastronomía | feria del queso en villaluenga

Peregrinando a la meca del queso

  • Villaluenga cuelga el cartel de completo en la décima edición de su feria, un referente para el sector

  • "Es un privilegio montar aquí un expositor"

Llegan en familia, en pareja o en excursiones organizadas desde otros puntos de la provincia y fuera de ella. Peregrinan a la meca del queso, a Villaluenga del Rosario, el pueblo más pequeño de la provincia que reina desde el viernes y hasta hoy como una gran capital de la industria quesera andaluza.

"En el Payoyo hay una cola como un demonio de grande", le espeta una visitante a su consorte, con un trozo del manjar preciado en una mano y una bolsa con mercancía láctea en la otra. A varios metros de distancia, tres amigas de San Fernando se han pegado un madrugón para aprovechar el día, comprar y visitar este pueblo blanco. "Es la primera vez que pisamos este pueblo. Habíamos escuchado hablar de esta feria y venimos para comprobar lo que nos han contado", dicen.

30Queserías de Andalucía. Hay lista de espera entre los queseros para poder estar en Villaluenga.

Son algunos de los testimonios que se podían escuchar ayer en el pabellón donde se celebra la décima edición de la Feria del Queso Artesanal de Andalucía, donde se reúnen 30 queserías de Andalucía para ofrecer lo mejor de cada casa. "Hay lista de espera entre los mismos queseros para poder estar aquí, en Villaluenga. Hay varias razones: el contacto directo con el cliente y porque se vende mucho", explicaba un miembro de la organización del Concurso Andaluz de Quesos Artesanales Sierra de Cádiz.

Un extremo que corroboraba Carmen Moscoso, una de las cinco mujeres que conforman la quesería La Abuela Agustina, de Grazalema, que por sexto año consecutivo está presente en este marco de intercambio comercial. Entre venta y venta y atendiendo a visitantes, detallaba: "Esta feria es un referente para el sector. Viendo la demanda entre queseros para estar aquí es todo un privilegio montar un expositor en la muestra". Carmen pertenece a la hornada de jóvenes serranos que han apostado fuerte por la industria agroalimentaria de la comarca como la mejor salida laboral y además, están conservando el saber de sus mayores.

Pero además, al calor de la muestra quesera se benefician cada año de este evento otras actividades económicas. Por ejemplo, Villaluenga del Rosario ha colgado este fin de semana el cartel de completo en los alojamientos rurales y en el hotel. Lo confirma Angelita, propietaria de una casa rural en el pueblo. "La gente reserva cada año con mucha antelación. No quieren perdérsela", añade.

Es más, Antonio, el único policía municipal que hay en plantilla en Villaluenga del Rosario, que ayer se afanaba junto a otros refuerzos venidos de Bornos y Guardia Civil, en coordinar el tráfico y los aparcamientos dispuestos para los visitantes, aseguraba que turistas que buscaban alojamientos eran derivados a otros pueblos de la zona. Al mediodía de ayer, unas 5.000 personas ya pisaban la feria en busca de quesos para todos los gustos. Y el viernes, el día de la inauguración, otros miles de visitantes ya la habían estrenado.

El Ayuntamiento de Villaluenga espera que este año se supere la cifra de los 30.000 visitantes y el volumen de negocio, que en la edición anterior rondó los 700.000 euros.

"Llevo quesos para toda la familia. Vengo todos los años y esto no lo cambio por nada. El día que falte es por un motivo de fuerza mayor", apostillaba, entre bocado y bocado, la chiclanera Mari Carmen, que salía de uno de los puestos de la muestra cargada hasta arriba de quesos de todas las variedades.

Pese a que la mañana de ayer amaneció fría y desapacible, que restó estampas multitudinarias de otras ediciones, se volvieron a ver autobuses cargados de forasteros. Por ejemplo, otras actividades que florecen al amparo de los quesos son las excursiones organizadas. Como muestra, un botón. La agencia de viajes Emoxiones llevó ayer hasta el pueblo nueve autocares cargados de viajeros de Conil, Vejer, Barbate, Cádiz, Jerez y El Puerto de Santa María. "Por 18 euros ofrecemos autobús, visita a la feria y a los museos, degustación de quesos y un plato de paella", explicó un miembro de esta empresa.

Por su parte, los negocios locales de Villaluenga ven en esta feria un agradecido empujón económico. Juan Carlos, el propietario del mesón rural Los Caños, ubicado a la misma entrada del pueblo, ha ampliado su plantilla estos días para atender a la clientela foránea. "No tenemos un salón muy grande", explica, "y hemos quitado la carta para ofrecer más tapas con el fin de poder atender a la gente. Para nosotros, los que tenemos negocios, la Feria del Queso nos da un achuchón fuerte para sobrellevar los meses del verano, que son más flojos".

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