Provincia de Cádiz

"Un siglo y medio después, sigue orientando a los barcos en la entrada del Guadalquivir"

Septimio Andrés, madrileño de 45 años, lleva ya 18 afincado con su familia en Chipiona, donde se incorporó como farero procedente del Cabo de la Nao (Alicante).

En el Faro de Chipiona también reside otra familia, la de un oficial de primera sevillano que trabaja en el taller de balizamiento del vecino Faro de Bonanza, en Sanlúcar, para mantener las boyas de la zona en buen estado. Ambos profesionales de la Autoridad Portuaria de Sevilla son los encargados de la actividad de uno y otro faro. El inmueble tiene capacidad para una tercera familia, pero la situación ha cambiado con los años. "La vida de un farero antes era muy sacrificada. Ahora, gracias a la tecnología, ya no es necesario estar pendiente del faro las 24 horas del día", afirma Andrés, que cuenta que no debe subir diariamente los 344 escalones que tiene la torre.

De tantos años al frente de unas instalaciones de estas características, el farero apunta que el sistema sufre averías. "Por fallos en la rotación me he tenido que quedar junto a la linterna girando a mano hasta que he recibido la ayuda de algún electricista", relata. Otras veces, los problemas se dan en el suministro eléctrico por "averías de equipos, caídas de rayos u otras circunstancias parecidas".

En cualquier caso, Andrés asegura que los inconvenientes que se presentan en la vida diaria del Faro "son poca cosa, porque en este sistema todo es muy redundante". Así las cosas, las averías nunca han supuesto interrupciones demasiado prolongadas en la actividad luminosa de las instalaciones, sino sólo de apenas "unos minutos".

Cuando han transcurrido cerca de 150 años desde su entrada en funcionamiento, el Faro continúa cumpliendo su finalidad en esta zona del litoral gaditano. "La función principal que tiene es marcar la desembocadura del Guadalquivir a los barcos que navegan hacia Sevilla. Casi un siglo y medio después, sigue haciéndolo", subraya el farero, que aplaude el número creciente de visitas al Faro, pero plantea abiertamente la posibilidad de incrementarlas.

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