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Una mirada al mercado de los libros

Bajo el yugo de Amazon

  • El sector de las librerías en la provincia vive una ligera bonanza con nuevas incorporaciones tras años de asfixia, pero con la amenaza del gigante de internet descendiendo en péndulo

Los datos sobre el libro en España son curiosos si los miramos desde Europa y en la provincia lo son aún más si los miramos desde la perspectiva nacional. Al cierre de 2016, según el estudio anual del Sector del Libro que realiza el Ministerio de Cultura, en España había 3.967 librerías, lo que supone casi 9 librerías por cada cien mil habitantes. Europa tiene un índice de lectura mucho más alto que España y tiene una ratio de 5,5 librerías por cada cien mil. Pero si bajamos a la provincia de Cádiz, con un índice de lectura aún más bajo que el nacional y con los peores índices de toda España en comprensión lectora, 155 empresas figuran como librerías.

La explicación está en que no todas lo son. De hecho, la mayoría son papelerías que venden libros. También existen otro tipo de establecimientos que, además, venden libros. Cultura sólo contabiliza como librería aquel establecimiento que factura más de 150.000 euros anuales en libros, lo que supone vender aproximadamente tres libros a la hora, algo que como mucho lo logran una o dos librerías en la provincia, o que el 50% de su facturación venga del libro. Esto reduce el arco y de las 481 librerías contabilizadas en Andalucía se podría decir que en la provincia cumplen estas premisas 30 establecimientos, es decir, uno por cada 42.000 habitantes, si bien sólo la mitad de ellas son librerías puras, por lo que la ratio, que no llega ni a dos por cada cien mil habitantes, está por debajo de la media europea. Se está lejos de la gran eclosión de 2012, cuando Cádiz llegó a contar con quince librerías. Pese a tener un buen número de localidades por encima de los 20.000 habitantes, las librerías están concentradas en Cádiz y en Jerez. La mayoría de las poblaciones venden libros en papelerías. En estos comercios se pueden ver en sus estanterías libros que son los grandes hits o autoayuda. En una paradoja, no quita que en Cádiz se editen (o autoediten) muchos libros.

Eres librero si la mitad de lo que vendes son libros o vendes tres libros a la hora"No puedes pensar en vender lo que te gusta. Tienes que ser ante todo empresario"

Ni siquiera en la provincia se da el fenómeno que se da en otras poblaciones de grandes librerías adscritas a centros comerciales ni un gran grupo de venta cultural como Fnac se ha interesado por instalarse en la provincia. Y Fnac no desconoce nuestra existencia. En su día realizó un estudio de mercado para instalarse en el centro comercial de Jerez Luz Shopping. El resultado fue negativo.

Estas carencias están dejando hueco a la aparición de pequeños negocios, como La ratonera, muy recientemente en Cádiz, dentro del concepto de pequeña y coqueta librería que apuesta por calidad, nuevos valores literarios y la novela de género. Los hermanos Moreno, Carmen y Manolo, fueron los emprendedores que se lanzaron a ello y Manolo explicaba su declaración de intenciones: ""La idea es, traer novela negra, fantasía, ciencia ficción, terror, una sección infantil y juvenil pero orientada a cosas que se adecuen a nuestro estilo, algo de cómic, cositas my puntuales, porque el mercado de cómic es muy amplio, y también una sección de poesía, música y ensayo". Además, prestan atención a un nuevo potente nicho de mercado, que cuenta con una gran producción editorial de un tiempo a esta parte, como es todo lo orientado al feminismo y a la temática LGTBI.

Con una visión más generalista también se han abierto otros negocios, como Alavera, en Jerez, cuyo local se encuentra dentro del gran centro comercial Luz Shopping, entre franquicias de moda, tiendas de deportes y hamburgueserías. Es una apuesta tan valiente como en su día fueron El Laberinto en Jerez, de Manuel Romero, ya con unos años en el sector, o la que ha podido ser Las Libreras en Cádiz, una magnífica librería que apuesta por una clientela de barrio, aunque un barrio tan grande como La Laguna y Paseo Marítimo. Francisco Román, de Alavera, librero desde hace casi treinta años, es un caso habitual fuera de la provincia, aunque no tanto aquí. Es ese librero que ha trabajado para grandes cadenas, en su caso Beta, que, después de la crisis de esas grandes cadenas, emprende el negocio en solitario (en este caso, en compañía de una socia, también librera en Beta) algo más pequeño, por lo que esas grandes cadenas que caen se transforman en librerías más pequeñas. Román, que empezó vendiendo libros en el departamento de librería de El Corte Inglés, admite que "somos el negocio raro del centro comercial, pero lo cierto es que funciona. Mientras parte de la familia mira ropa, la madre o el padre entran aquí, curiosean y acaban por llevarse algo".

La fórmula está funcionando porque Román piensa que el librero juega con una baza imbatible. "El contacto directo con el lector sigue siendo muy apreciado. El librero tiene que saber qué ofrecer cuando le preguntan y recomienda esto o lo otro según el perfil y si el cliente está satisfecho regresa. Ya sabes que cada vez que venga al centro comercial va a entrar. Eso no te lo pueden ofrecer otros canales"

A lo que se está refiriendo es al verdadero hecho novedoso con el que las librerías están peleando, un gigante omnipresente, un gigante que no está en ningún lugar y está en todos. La tajada que ya amenaza a las librerías de casi todo el país se llama Amazon, la venta por internet, algo en lo que las librería s provinciales sólo tienen una pequeña cuota que, según datos andaluces, se calcula en menops de un 10% de su facturación.

Pepe Jaime es junto a las librerías Falla y Jaime en Cádiz y La Luna Nueva y la especializada Librería Agrícola en Jerez de los veteranos del sector. Regenta Quorum desde 1991, la librería con más empleados de la provincia. Tras años duros que le llevaron a replegarse a sus cuarteles de invierno en la calle Ancha, está viviendo un ejercicio aceptable. "Tuvimos que redimensionarnos. Se facturaba la mitad, por lo que, con mucho dolor, tuvimos que reducir nuestro tamaño a la mitad". Pepe Jaime no quiere hacerse ilusiones con esta bonanza. "Este negocio funciona por ondas. Yo estoy en permanente contacto con libreros andaluces y de toda España. No sé por qué Cádiz siempre va un poco por detrás del resto del sector. 2008, el año del inicio de la crisis, fue el mejor año de Quorum y los colegas nos decían "pues en Madrid y Barcelona nos estamos pegando el batacazo". Y nosotros fuimos detrás. Luego ha pasado al contrario. Nos decían está repuntando y nosotros estábamos abajo. Ahora estamos arriba y los libreros de otros sitios nos dicen que se vuelve a caer. Te tienes que preparar. Lo que te gustaría es sólo vender lo que te gusta, pero tienes que funcionar como empresario, sobre todo porque hay sueldos que dependen de ti. Ser librero no es tan romántico como se pudiera pensar".

Él sí ve cómo Amazon avasalla hasta el punto que quiere convertir a libreros locales en sus distribuidores "con porcentajes miserables. Ellos saben lo que se llevan del pastel porque es un porcentaje fijo. El librero local se lleva otro porcentaje menor pero en ese porcentaje se incluyen todos los gastos. Algunos lo hacen, pero no renta".

La esperanza está en un tipo de libro que está salvando las cuentas. Se trata del libro infantil y juvenil. Román y Jaime coinciden en esa pujanza. "Editan muy bien, son libros para tocar", dice Jaime. "En el tiempo de la play a los jóvenes y a los niños les gusta el objeto", reflexiona Román. No es extraño que entre las incorporaciones empresariales destaquen Baobab, ya con dos tiendas dedicadas a los más pequeños, y más modestamente El aprendiz, en Puerto Real.

librero de tradición. Pepe Jaime es librero desde chico como miembro de la familia Jaime, que mantiene uno de los establecimientos de libros con más tradición en Cádiz. Empezó su propia aventura profesional en compañia de su socio Pedro Rivera en 1988 y consiguió convertir el nombre de Quorum en una de las librerías de referencia en Andalucía.

el negocio "raro" de luz shopping. Francisco Román es librero desde hace casi treinta años, pero hasta hace un año no se lanzó a serlo por cuenta propia con su socia Luisa Calderón. Ambos provienen de la cadena sevillana de librerías Beta, que quebró en 2017, y decidieron integrarse dentro de un centro comercial, el más grande de la provincia. Su librería es Alavera. Y funciona.

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