La luz del amanecer indica un nuevo día en Triana, una jornada en la que Joselito Acedo abre sus ojos cada mañana al compás de su guitarra. Con el foco central iluminando su rostro, la concentración del guitarrista es absoluta. Su alma llena de recuerdos se desgrana a través de unas manos que dan rienda suelta a su imaginación y que nos adentran en el corazón del barrio trianero.
La taranta de 'El jardín de las flores amargas' abría el espectáculo de un guitarrista que viene pisando fuerte. Con buena técnica, clase y un dominio exquisito del mástil, el hijo de José Acedo y sobrino de Rafael Riqueni, tiene unas manos mágicas que hacen hablar a las cuerdas de la guitarra.
La soleá por bulerías de 'Morapio' entonó a dos cantaores de una vitalidad tremenda, Ismael de la Rosa 'El Bola' y José 'El Pechuguita', dos artistas que vibraban al son del punteo del guitarrista, llenando de esplendor la Sala Compañía. Junto a ellos estuvieron también presentes las palmas y baile de Miguel Rubio además de la percusión de Carlos Merino.
El desparpajo y la juventud el guitarrista se hicieron notar con la Bulería de Triana, una bulerías que en Jerez sonaron a gloria. Posteriormente, la soleá volvió a tomar protagonismo, esta vez con 'Mayolica', de corte clásico y que endulzaron las voces de El Bola y Pechuguita acentuándolas con letras de Triana, y el baile de Miguel Rubio, un bailaor con maneras y buen manejo de los pies.
Alegrías de Cádiz, zapateado y rondeña sirvieron para que Acedo continuara demostrando la misma tónica de un concierto lleno de poderío, compás y elegancia, poniendo de manifiesto que tiene mucho futuro por delante.
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