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El tiempo es oro ante la progresión

  • La Esclerosis Múltiple puede presentar distintas fases o subtipos

  • Saber detectar a tiempo el empeoramiento de los síntomas puede ayudar a reducir el nivel de discapacidad

Un paciente de esclerosis múltiple realiza sus ejercicios de rehabilitación en un centro zaragozano.

Un paciente de esclerosis múltiple realiza sus ejercicios de rehabilitación en un centro zaragozano. / Javier Cebollada / EFE

Aproximadamente 2,3 millones de personas en todo el mundo tienen Esclerosis Múltiple. Al hablar de esta enfermedad es habitual englobar en un solo término distintos subtipos o fases de la enfermedad. La Esclerosis Múltiple Remitente Recurrente (EMRR) es la forma más común pero existen otros estadios y, de hecho, la EM presenta unos síntomas y evolución diferentes en cada paciente. Dentro de estas fases o estadios se encuentra la Esclerosis Múltiple Secundaria Progresiva (EMSP). Con el paso del tiempo, algunas personas inicialmente diagnosticadas con EMRR observan cómo su enfermedad progresa de forma independiente a los brotes hacia la EMSP. Este subtipo afecta aproximadamente 350.000 personas en el mundo.

Así, tanto la EMRR como la EMSP son diferentes fases o estadios de la enfermedad. Se diagnostica una u otra en función de la evolución de los síntomas que presenta cada persona.En la EMRR los brotes son comunes. Tras un brote, existe un periodo de remisión en el que los síntomas desaparecen total o parcialmente. En la EMSP los brotes pasan a ser menos frecuentes o incluso pueden llegar a desaparecer del todo. Sin embargo, los síntomas pueden continuar empeorando y pueden aparecer otros nuevos.

Existen en el mundo unos 2,3 millones de personas afectadas por esta enfermedad

El término ‘progresión de la enfermedad’ en la EM se utiliza para describir un cambio gradual de EMRR a EMSP. Este cambio se produce de forma lenta, a lo largo de varios años, periodo durante el cual ambas formas se solapan durante un tiempo.

Más del 50% de los pacientes con EMRR acabarán desarrollando EMSP dentro de los 15-20 años posteriores al inicio de la enfermedad. En las personas con EMRR que desarrollan EMSP, la gravedad y frecuencia de los brotes disminuye o desaparece, mientras que el nivel de discapacidad aumenta con el tiempo.Para entender qué sucede en el sistema nervioso cuando la esclerosis múltiple progresa hay que subrayar la complejidad de ese proceso, durante el que se producen cambios en el sistema nervioso central (SNC). El sistema nervioso está compuesto por neuronas que envían señales a todo el cuerpo y controlan numerosas funciones motoras y cognitivas.

En esta forma de EM la frecuencia de brotes baja y la discapacidad aumenta gradualmente

La EM es una enfermedad autoinmune en la que las células de defensa del cuerpo (los glóbulos blancos o linfocitos del sistema inmune) atacan por error la capa aislante que recubre a las neuronas, llamada mielina, y a las propias neuronas (concretamente la parte recubierta por la mielina denominada axón). Cuando los glóbulos blancos atacan el tejido nervioso sano, se genera inflamación que afecta a la mielina y deja a los axones expuestos sin la capa aislante necesaria para la adecuada conducción de los impulsos nerviosos.

De este modo, cuando la mielina es dañada por la inflamación en una zona crítica del sistema nervioso, es posible que se produzca un brote, el cual puede durar desde un día hasta varios meses, en función del tiempo que el sistema nervioso tarde en reparar el daño. A medida que la enfermedad progresa, las neuronas quedarán cada vez más expuestas y habrá menos mielina. Sin la mielina las neuronas expuestas no funcionan adecuadamente y pueden comenzar a degenerarse. Este proceso, llamado neurodegeneración, puede hacer que los síntomas de enfermedad pasen a ser continuos o que aparezcan síntomas nuevos que permanecen y progresan, pasando la enfermedad a la forma de Secundaria Progresiva.

La progresión de los síntomas o la aparición de síntomas nuevos provocada por la neurodegeneración puede dar lugar una mayor discapacidad. Algunos de los síntomas que pueden empeorar incluyen un aumento de la fatiga, mayor dificultad para concentrarse, mayor dificultad para caminar, un aumento de las caídas, etc. Aunque no es fácil pensar que la EM puede estar cambiando a EMSP, los especialistas subrayan la importancia de poder actuar a tiempo. Por ello, recomiendan hacer una evaluación general del estado de la enfermedad a día de hoy y hablar con el neurólogo de los cambios percibidos y poder recibir ayudar para una mejor adaptación a los nuevos retos.

Aunque la enfermedad progresa de forma diferente en cada persona, hay algunos aspectos comunes que es importante vigilar. Hay que poner atención si se da un aumento de la discapacidad de forma independiente a los brotes, o surge un empeoramiento de algunos síntomas como, por ejemplo, dificultad para caminar o mantener el equilibrio. También pueden aparecer nuevos síntomas cognitivos como, por ejemplo, mayor dificultad para articular el lenguaje, o nuevos síntomas físicos como, por ejemplo, incontinencia urinaria.

Más información: www.adelantatealaprogresion.emyaccion.com/

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