Se llama proyecto El Alamo, no por el western del mismo título, sino porque fue en la ciudad donde se halla dicho fuerte -San Antonio, Texas, sede del congreso más importante del mundo sobre cáncer de mama- donde se reunieron ocho miembros de la junta directiva del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) hace ya más de 15 años para diseñar el que se ha convertido en uno de los proyectos más ambiciosos sobre el estado del cáncer en España. El Alamo, los resultados de cuya tercera edición se han presentado esta semana en Madrid, es la radiografía más completa del cáncer de mama en España, ya que recoge datos de más de 10.000 pacientes diagnosticadas (menos de 1% de los casos correspondía a varones) con la enfermedad en 35 hospitales del grupo Geicam entre 1998 y 2001, lo que supone un 17% de todas las enfermas vistas en ese periodo en el país. Pero si los datos son valiosos de por sí, lo son aún más porque se pueden comparar con las dos ediciones anteriores, que analizaban a pacientes diagnosticadas entre 1990 y 1993 (El Álamo I) y 1994 y 1997 (El Álamo II). Por primera vez, la tercera edición recoge datos de historia reproductiva, consumo de tabaco, antecedentes familiares y participación en ensayos clínicos.

Entre un trabajo y otro se dan pocos cambios pero positivos. Quizás el más llamativo es el aumento de casos de cáncer de mama diagnosticados en estadio I, la fase más precoz de la enfermedad. Si en el primer Álamo se diagnosticaban así el 18% de los casos, en el segundo la cifra aumentó al 24% y, en este último, se ha llegado a un 32,7% lo que supone que casi un tercio de los tumores de mama diagnosticados en España se localizan cuando las posibilidades de curación superan el 90%.

Y si es positivo que aumente el número de tumores diagnosticados en fase precoz, también lo es que disminuyan los que se diagnostican tarde, en estadio IIIb o localmente avanzados. Y el trabajo ha demostrado que esto también ha sucedido en España. En el primer Álamo, se diagnosticaron en esta fase un 10,7%; en el segundo, un 8,5% y, en este último, apenas un 7,7%. "Estas mejoras en los datos sugieren la existencia de cada vez más y mejores programas educacionales y de screening, aunque aún hace falta incidir más en ellos, ya que las cifras siguen siendo inferiores a las de algunos países europeos, como Italia o Francia y otros del norte de Europa", escriben los autores sobre el primer parámetro.

Sin embargo, no todo es de color de rosa en el informe. Al analizar la edad de las pacientes, se observa un aumento en porcentaje de las mismas menores de 45 años, que ha pasado del 13% en El Álamo II al 18,6% en esta edición del estudio epidemiológico. Según la oncóloga Anna Lluch, una de las autoras del trabajo, una de las razones que explica este aumento es el retraso en la edad media de la primera maternidad, que ahora se fija en 31,2 años. Así, se anula el efecto protector de la gestación precoz frente al cáncer de mama.

Pero la oncóloga subraya que no es la única causa. "El estilo de vida, la alimentación, el estrés o la rápida incorporación a la vida laboral son factores que pueden incidir en un mayor número de casos de cáncer de mama en mujeres jóvenes, algo a lo que se suma la falta de ejercicio".

Otro buen dato que recoge este estudio habla de la supervivencia a los cinco años del diagnóstico de la enfermedad, que también ha aumentado con respecto al trabajo anterior y ha subido del 75% a principio de los años 90% al 87% en este último periodo. Lluch destaca que España está "entre las mejores supervivencias de Europa" entre otras razones, por haber gozado "hasta ahora" de un sistema muy bueno de adquisición de fármacos.

La oncóloga advierte de que en la actualidad el acceso a los medicamentos "no es igual" en todo el país, aunque prefiere no concretar qué comunidades jugarían con desventaja.