Salud y Bienestar

Las relaciones satisfactorias previenen el riesgo del suicidio

  • Grupos de profesionales sanitarios trabajan en Andalucía por la promoción de la salud mental, la detección de los factores de riesgo y las pautas de actuación para frenar actos suicidas o autolesiones

Hoy se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el fin de concienciar y fomentar en todo el mundo compromisos y medidas prácticas para prevenir este problema de salud pública. Según a la OMS cada día hay en promedio de casi 3000 personas que ponen fin a su vida, y al menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue. Y las estimaciones realizadas indican que en 2020 las víctimas podrían ascender a 1,5 millones.

El comportamiento suicida viene determinado por un gran número de causas complejas, tales como la pobreza, el desempleo, la pérdida de seres queridos, una discusión, la ruptura de relaciones y problemas jurídicos o laborales. Los antecedentes familiares de suicidio, así como el abuso de alcohol y estupefacientes, y los maltratos en la infancia, el aislamiento social y determinados trastornos mentales, como la depresión y la esquizofrenia, también tienen gran influencia en numerosos suicidios. Las enfermedades orgánicas y el dolor discapacitante también pueden incrementar el riesgo.

Sin embargo, el suicidio es un problema sanitario prevenible en el que trabajan diversos equipos de investigación en Andalucía. En la comunidad autónoma, las tasas más altas de suicidio se dan en hombres, con una edad superior a los 60 años, de zona rural, y a a través de métodos agresivos como el ahorcamiento. "No hay que estigmatizar en un perfil de riesgo, es preferible incidir en el hecho de que existen factores protectores del suicidio", defiende José Manuel Perea, coordinador del Grupo de Prevención del Suicidio, promovido por el actual Plan Integral de Salud Mental de Andalucía 2008-2012 (Pisma). Según el especialista, para la prevención es fundamental llevar una vida saludable basada en la práctica de deporte, alimentación sana, tener objetivos y metas claras, y una red de relaciones personales y sociales satisfactorias. "La mayoría de las acciones suicidias se asocian con la soledad y la pérdida de la ilusión por la vida". En este sentido, "es muy importante que la sociedad tome conciencia de que el suicidio es un problema de salud tratable. Si una persona se rompe una pierna acude al doctor y no espera a que ésta cure sola; del mismo modo, si un individuo advierte que ha perdido las ganas de vivir, se aisla, rehuye relacionarse...debe acudir al médico", explica Perea.

En el marco del Pisma, Andalucía establece varias estrategias de prevención del suicidio. La primera estaría basada en la promoción de la salud mental en la población general. Y la segunda va dirigida a personas con algún intento suicida o a individuos que habiendo culminado el acto han podido salvar su vida. En esta línea de trabajo, un equipo multidisciplinar identifica, y establece criterios unificadores "para el diagnóstico, el circuito de derivación y las opciones terapéuticas ", dice Perea.

La competencia, las exigencias sociales, la publicitada independencia que convierte en islas a los individuos dentro de una sociedad de masas...han sido apuntados como posibles responsable de la curva creciente de casos suicidas en los países desarrollados. "Quizás la sociedad de ahora sea más exigente que antaño, pero también ofrece más facilidades o capacidades para aprender, y más recursos para dar cobertura a este tipo de problemas". Esperanzador comentario de José Manuel Perea con el que invita a incidir sobre la cara positiva del problema: prevenir para no lamentar.

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