A principios de septiembre el gobierno municipal aseguraba que la mejora prevista de la accesibilidad a la estación de tren de Bahía Sur en San Fernando continuaba adelante. El mensaje se trasladaba tras la reunión con la delegada del Gobierno en Andalucía, en la que también estaba el subdelegado en Cádiz; y ante la intención comunicada por el gerente de Renfe en la comunidad. De hecho, se hablaba de septiembre para que la licitación de las obras se publicara, solo pendiente de algunos detalles, pero termina octubre y no ha salido adelante, lo que algunos usuarios ya han lamentado ante la demora que sufre la tan ansiada remodelación de los accesos.

La intervención para solventar los problemas de accesibilidad de la estación de tren de Bahía Sur es una prioridad. La concejala de Desarrollo Urbano, Claudia Márquez, insiste en ello, porque desde Renfe le han transmitido que la partida de unos 1,5 millones de euros para esta actuación se ha respetado frente a otras que las necesidades de la crisis económica y sanitarias por el covid-19 han obligado a usar para otras cuestiones. Sin embargo, para los ciudadanos, para los usuarios de estas instalaciones ferroviarias, esa preferencia no se refleja en una mejora del servicio.

Por el contrario, para las personas con movilidad reducida, e incluso para el resto de la población, resulta complicado llegar a la estación de Bahía Sur por las limitaciones existentes. Ya se ha puesto de manifiesto las escasas dimensiones de los ascensores –a la estación se llega por una pasarela para sortear la autovía desde el lado de la ciudad, pero también desde la zona de Bahía Sur– que complican su utilización de elementos de movilidad personal, pero también por que incluso resulta complicado pulsar los botones de funcionamiento a altura inadecuada. A eso se suma que se estropean. Un usuario apuntaba en un mensaje a este periódico y en redes sociales hace un par de semanas que el elevador del lado de la ciudad había sido arreglado tras un año averiado.

No solo la realidad de los ascensores dificulta la comunicación con la estación de Bahía Sur, también la existencia de escaleras mecánicas estropeadas, como ocurre en el lado del centro comercial, donde las alternativas son un elevador, con todas las limitaciones mencionadas, y unas escaleras fijas. Tanto para llegar a las escaleras automáticas como a las tradicionales hay que sortear unos escalones previos.

Todos estos elementos pretenden sustituirse para eliminar las barreras arquitectónicas, para mejorar la accesibilidad, con las obras que Renfe pretende ejecutar y para la que dispone de en torno a 1,5 millones de euros.

Hay otros problemas dentro de la propia estación de Bahía Sur que motivan las quejas de los usuarios: la señalización de los andenes que se estropea o la avería de las máquinas expendedoras de billetes, que en algunos tardan en arreglarse.