Oración en el Huerto

La Confortación estuvo en cielo y tierra

  • A una mañana de pesadilla siguió una tarde hermosa que relajó a unos cofrades que veían casi imposible salir

Los aledaños de la iglesia de Santo Domingo fueron un bullir de fieles y devotos. Cuando se abrieron las puertas y la cruz de guía de la Hermandad de la Oración en el Huerto apareció en el dintel, una sensación de alivio y de alegría desbordada se apoderó de las personas que esperaban, con expectación, a que la hermandad decidiera o no realizar su estación penitencial a la Santa Iglesia Catedral. Fue una tarde de incertidumbres merced a las inclemencias climatológicas de toda la jornada. Desde la mañana se sucedieron los chubascos con los grandes claros lo que imprimía nerviosismo y preocupación en el seno de las hermandades que procesionaron en este Jueves Santo. Finalmente, y ante los últimos partes favorables, la hermandad de Santo Domingo decidió salir a la calle e iniciar su caminar hacia la Carrera Oficial. Una cofradía previsora ya que partió

con plásticos para, provisionalmente, cubrir a los titulares en casa de lluvia además de haber hecho las oportunas gestiones por si hubieran tenido que refugiarse. Poco a poco se fue formando el cortejo de nazarenos y la expectación aumentó cuando apareció el hermoso paso de misterio de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto con su dulce rostro confortado por un ángel. Precisión en la maniobra costalera dirigida por el capataz Manuel Ballesteros, que ordenó con maestría a la cuadrilla de 40 costaleros los movimientos lentos y armoniosos para poder salir del convento. Lució el paso un exorno con flores silvestres de vivos colores simulando un paisaje natural agreste. Llamó poderosamente la atención el mantelín de color tabaco que lució la imagen del Señor de la Oración en el Huerto, nuevo para esta estación penitencial. En los varales del palio, una cinta negra recordó a quien fuera hermano mayor de la cofradía, José Luna, fallecido a finales del pasado año.

Fueron numerosos los estrenos de la hermandad de Santo Domingo, el estandarte realizado por Fernando Calderón en cuya asta se contempla una imagen del Dulce Nombre abrazada a una cruz. Totalmente nuevos fueron los ropones de los pertigueros realizados también en los talleres de Calderón así como los incensarios.

Discurrió con majestuosidad el cortejo para dar paso en la calle al palio de María Santísima de la Confortación con todas las ánforas restauradas por el taller de orfebrería Olioz de Rota. Lució espléndida la Dolorosa con un exorno de rosas fucsias tanto en las jarras como en el friso. Sus bambalinas se mecieron suavemente gracias al buen hacer de la cuadrilla costalera dirigida por José Luis Sánchez y bajo los acordes de la Fundación Zoilo Ruiz Mateos de Rota. El tramo de nazarenos del palio portó cirios azules, un privilegio concedido a las advocaciones del Dulce Nombre. Mientras desgranaban su oración penitente, los nazarenos iban con esperanza soñando las bellas estampas que la cofradía deja cada Jueves Santo en su itinerario y en calle Tornería sobre la una de la madrugada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios