Parecía que el Domingo de Ramos no se había alterado durante siglos a tenor de la madurez demostrada, una año más, por los cofrades de la hermandad de Pasión. La última en llegar a esta jornada tan idealizada por los cofrades al ser el pórtico de la Semana Mayor.

La cofradía, al mediodía, ya tenia decidido solicitar la hora a la espera de mejores condiciones meteorológicas. La mañana de ayer se levantó con aguaceros intensos que, sobre las diez de la mañana, dieron su punto final. El día parecía querer abrir los rayos del sol, pero era mucha la distancia entre el oratorio de Santa Ángela de la Cruz -sede de la cofradía- y la conquista al centro de la ciudad. Posiblemente, esta hora solicitada a la Unión de Hermandades, propició el efecto dominó que atrasara todo el día en una hora. Los itinerarios y horarios preparados en los bolsillos se hicieron añicos y el usuario tuvo que hacer el cálculo mental de añadir una hora. Pero Pasión salió cuando eran las cuatro y cinco minutos. Con la marcha 'Réquiem' y con una chicotada larga de los costaleros de Ezequiel Simancas que gobernaba el misterio.

En cuanto a estrenos, un guardia judío, obra de Antonio Jesús Dubé Verdugo -como la totalidad de la imaginería de la hermandad- y un nimbo para San Pedro que ha sido realizado por el taller de orfebrería Olmos Quirós, de la vecina población de Rota.

La cofradía avanzó con normalidad, y se plantó en la carrera oficial como si fueran decenas de años los que esta joven hermandad hace cada Domingo de Ramos. Una proeza cargada de miles de detalles de logística como zonas para descanso y avituallamiento de los nazarenos -algo más de doscientos cincuenta- relevos de costaleros, mucha bebida a pesar del fresco y, sobre todo, la alegría de lleva a es Jesús 'prendido' y traicionado por el que posteriormente fuera la piedra con la que se sustentaría la Iglesia. Enhorabuena a estos valientes cofrades por hacerlo tan bien.