Ecce - Homo

Dolorosa entre dolorosas

  • La Hermandad más antigua de la ciudad cambia este año su itinerario de ida a San Dionisio.

Al mirar el rostro de Nuestra Señora del Mayor Dolor se están contemplando cuatro siglos de aflicción. Cuatro siglos de una mirada implorante y suspirante. Su pena, la más grande de Jerez, representada con un puñal que le cruza el pecho. Cuatro siglos en los que la Señora de San Dionisio ha dejado sin habla ni respiración a los cofrades jerezanos que se pierden en una expresividad sin parangón entre las dolorosas jerezanas. Tanto la imagen de María como la del Señor del Ecce-Homo son tallas espectaculares del siglo XVII que componen la hermandad más antigua de Jerez al datar su nacimiento de la antigua cofradía hospitalaria de San Bartolomé, de 1488.

El fervor que suscita esta cofradía tiene reflejo en las cientos de personas que cada año llenan la plaza de La Asunción para encontrarse con la mirada esquiva de María, que cada Jueves Santo se clava en el Cielo mientras las lágrimas caen por sus sonrojadas mejillas. Los palcos de la Carrera Oficial sirven en esta salida de butaca oro para observar una de las salidas con más sabor de la Semana Santa jerezana. Los naranjos situados en la puerta de San Dionisio otorgan un color y un olor especial a este encuentro entre las imágenes y el pueblo jerezano.

 

Las puertas de la iglesia de San Dionisio se abren y en la mente quedan los años que estuvo cerrado a cal y canto debido a las reformas del templo. Los nazarenos del misterio, de terciopelo morado y túnica y capa blanca, comienzan a poner rumbo hacia la plaza Plateros mientras los músicos de la Agrupación Musical de San Juan esperan al Señor del Ecce-Homo. Singular paso de misterio en el que Pilatos presenta a Jesús al pueblo en una singular canastilla de plata y preciosos candelabros de cola. Arriba, su mirada resignada que se encuentra con los cofrades que atestan la plaza de La Asunción cuando pasa la salida entre naranjos. Señal de luto en forma de crespón en los respiraderos del misterio.

 

Y llega Ella. Por si fuera poco, este año este precioso palio se completa con la magnífica restauración del manto de la Virgen del Mayor Dolor a cargo del bordador Jesús Rosado, al que hay que agradecerle una vez más la recuperación del brillo de una de las piezas con más solera de la ciudad. En la calle, además de cofrades que entienden que están frente a una de las imágenes más preciosas de la Semana Santa jerezana, está la Banda de Música Nuestra Señora del Sol de Sevilla. Categoría.

 

Este año además la cofradía vuelve por calle Pozuelo y Letrados, calles en los que desplegará todo su sabor para una recogida que en tiempo coincide con el comienzo de la Noche de Jesús en el momento que se abren las puertas de San Miguel y el Señor de Silencio convierte en suyas las calles del centro.

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