Diario de Pasión

El Domingo de Ramos echa a Jerez a la calle

  • Las altas temperaturas volvieron a ser protagonistas del Domingo de Ramos tras varios años de inclemencias climatológicas. Las cinco cofradías del día disfrutaron de una jornada brillante que arrastró a la calle a miles de jerezanos.

Muchos dicen, sobre todo aquellos que prefieren irse a la playa en estos días, que la Semana Santa es siempre igual, más de lo mismo. Qué equivocados están. Empezando por las fechas, que nunca son las mismas, hay mil y un detalles que diferencian a una Semana Santa de otra. Ayer, Domingo de Ramos, de momento hizo un día perfecto. No hubo que mirar con preocupación al cielo, ni mirar partes meteorológicos por Internet y eso, después de muchos años en los que el agua ha sido la triste protagonista. Eso fue ya una gran novedad. Pero es que además pudimos ver a La Estrella con claveles rosas y jazmines como hace 40 años en su primera salida procesional; a la Paz con rosas y frexias; al misterio de La Borriquita con otros andares y, sin duda, el estreno del día, la túnica blanca que lució el Señor del Consuelo. Si fue diferente el día, que estando uno en la calle se encontraba raro en algunos momentos. Faltaban muchos de los que el año pasado estaban con nosotros, pero sobre todo echamos en falta a uno en especial. Manolito ya no estuvo por la mañana en las visitas a los templos comentando con todo el mundo el partido del Xerez en Murcia, ni por la tarde de un lado a otro viviendo su querida Semana Santa. Fue, por lo tanto, un Domingo de Ramos más, sí, pero único e irrepetible.

calor en las salidas

En la Catedral se abren las puertas con puntualidad a las cinco de la tarde. Reina el calor. Los primeros nazarenos del día comienzan a desfilar con ciertos aires de melancolía y con miradas furtivas al cercano Arco del Arroyo, lugar por el que ya se había uno acostumbrado a ver pasar a la hermandad del Perdón. Su marcha temporal, aunque forzosa de la Ermita de Guía, no solo les duele a ellos, sino a todo el Jerez cofrade. La inmensidad del entorno da una sensación de vacío, aunque no son pocas las personas que han decidido acudir a la Catedral para comenzar a vivir lo que será una larga semana. El gorjeo de las golondrinas acompaña la salida del valiente crucificado que tallara Pinto Berraquero.

Mientras el Cristo del Perdón comienza a enfilar el reducto, en pleno casco histórico de la ciudad comienzan a formarse las primeras bullas. En una engalanada calle Merced, muchos son los que han elegido este castizo punto para empezar a ver procesiones. Poco antes de las cinco y media se abren las puertas de la Basílica. Por su parte, en la plaza de Nuestro Padre Jesús de la Sagrada Cena no son pocos también los que se reúnen para ver la salida de la hermandad que ‘oficializa’ el comienzo de nuestra Semana Mayor, sobre todo padres que llevan a sus hijos a ver a la cofradía preferida de los más pequeños.

En La Merced se echa a la calle el ‘barco’ que capitanea Alejandro Barbadillo a los sones de la banda de cornetas de la Fundación Zoilo Ruiz-Mateos. El manto blanco liso que luce el Señor del Consuelo provoca mil y un comentarios, unos a favor y otros en contra. Doctores tiene la Iglesia. Mientras, la Victoria de León recibe al misterio de La Borriquita en el patio del colegio de San José. De estreno, el ropaje de los niños y de la mujer que acompañan a Jesús. Al martillo, la primera sorpresa. Florián Utrera, capataz del misterio hasta el año pasado dirige a la cuadrilla hasta la plaza de San Marcos, donde lo relevó Martín Gómez entre lágrimas. Tras él, el palio recibe dentro de la capilla la primera levantá de manos de Antonio Morales Abelino, hermano mayor hace 40 años, cuando la Estrella procesionó por vez primera.

En la Merced, la Reina del Transporte sale a la calle entre rosas blancas y orquídeas y con la restauración y el ampliado de las caídas del palio por Ildefonso Jiménez. Alejada de todo bullicio la hermandad del Perdón recorre Carpintería Baja. En Rafael Rivero, por su parte, la bulla empieza a ser rotunda ya, algo que agradecen los bares de la plaza, abarrotados de gente. ¿Quién dijo crisis?

Por el barrio de San Pedro es espectacular ver los dos soberbios pasos de la hermandad de La Coronación. En el misterio destaca el nuevo ropaje de los judíos, obra de Fernando Calderón, que también lució nuevo faldón, al igual que el palio, lo que provocó que ambos ganaran 11 centímetros de altura.

A la misma hora que la algarabía llega a los palcos de Cristina con la cruz de guía de La Borriquita, desde Las Angustias negros nazarenos comienzan su estación de penitencia hasta la Santa Iglesia Catedral.

RECOGIDAS

En Cristina, los cinco minutos de cortesía entre hermandad y hermandad favorecen la puntualidad en el palquillo. Tras entrar la Virgen del Perpetuo Socorro en Carrera Oficial a los sones de Esperanza de la Yedra, un pequeño paseo hasta la Catedral, donde se recogió la hermandad del Perdón tras apenas cuatro horas en la calle.

La caída de la noche trajo novedades. Por ejemplo, la calle Limones para La Borriquita en su vuelta a San José, en lugar de su tradicional paso por la plaza Plateros. El motivo, pasar por delante de la Basílica del Carmen por la relación que al parecer existe con los carmelitas. La cuestión es que muchos echaron de menos el antiguo recorrido.

Por su parte, fue una delicia ver pasar por las estrecheces de Carpintería Baja a los dos pasos del Transporte, mientras que en San Miguel la penumbra se hacía presente para recibir a Las Angustias. La vuelta de La Coronación por calle Arcos hasta su capilla y el Transporte por su barrio fue el colofón a un Domingo de Ramos sublime.

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