La procesión del Corpus de Minerva que cada año organiza con mimo la hermandad Sacramental de San Miguel integrada de la del Santo Crucifijo, volvió a brillar dentro del apretada agenda del fin de semana de procesiones que se ha podido vivir en Jerez. Lo clásico nunca pasa de moda y vuelve a cautivar a todos. Así lo hizo un año más. Y además con novedades interesantes. Tras la misa solemne de las nueve de la mañana, sonaban los tambores y timbales para abrir la comitiva que salía desde el templo de San Miguel. Abría una agrupación musical y seguidamente el arcángel San Miguel. Se trataba de la nueva imagen de Dubé Herdugo que se encuentra en el templo desde el pasado mes de septiembre donde fue bendecido.

A partir de ahí, el clásico paso de la Virgen de los Reyes con la banda del Nazareno de Rota y, finalmente, cerrando el cortejo, el paso con la custodia de Juan Laureano de Pina que es una joya y que muestra en su viril la Sagrada Forma. Este último paso salió de estreno y ya muestra el boceto de lo que será el futuro paso para la custodia a pesar de salir aún en madera. A las cuatro esquinas, los magníficos faroles de la urna del Santo Entierro para darle forma a este nuevo paso. La música de la Sinfónica de San Fernando cerraba al procesión.

Hubo público en todas las calles por donde pasó el Santísimo Sacramento y la procesión contó con diversas representaciones de hermandades cercanas o que mantienen un lazo estrecho con la Sacramental de San Miguel. En definitiva volvió a brillar el fervor eucarístico en el barrio de San Miguel —como siempre engalanado para el paso de Cristo Sacramentado— tanto como uno de esos jueves que relucen más que sol. Concretamente fue en la octava del Corpus, como manda la tradición. Eso que nunca cambia y que siempre cautiva a los cofrades. Como cada año hace Minerva con su preciosa procesión.