Las arenas están este año más movidas que nunca. La Virgen ha querido regalar a los romeros unas jornadas de fresco y poniente.

Pero no todo se puede tener. En el Coto apenas hay mosquitos este año. Sin embargo, las arenas están más movidas de la cuenta y han sido muchos los coches que han tenido que padecer sangre sudor y lágrimas. Será por aquello de las efemérides que están celebrando del desembarco de Normandía, los rocieros han llegado al cerro no sin múltiples problemas por parte de la tracción mecánica.

Finalmente, el obispo José Mazuelos presidió la Misa de romeros en el paradisíaco lugar donde las arenas son como una alfombra de seda brillante. Rodeado el altar de cabalistas bien vestidos, la estampa volvió de nuevo a sorprender a lugareños y extraños.

La comitiva retomará el camino hacia la Laguna del Sopetón. Donde habrá un rengue en el que se almorzará. Yanenmoa mirada de los rocieros jerezanos el semblante de la Blanca Paloma. Ya falta menos para Manecorro. A un asalto final de la aldea del Rocío. Un precioso lugar que se nos antoja como la meta a alcanzar. Como las playas en el Normandía.