Diario de Pasión

Traslación moderna de tiempos pretéritos

Pero hoy es Viernes Santo y la ciudad va a recobrar su identidad de pueblo pueblo. Estas circunstancias van a derimir un tratado de teología popular en torno a la imagen soberana de un Cristo expirante hasta el que concurren, también, todos los fervores emocionados de un pueblo. Y es que la Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración imprime carácter.

El Cristo de Jerez es un portento que transporta a las esencias de toda la gran escultura clásica. Su autor imprimió todas las circunstancias de la buena tradición artística y dejó para la posteridad un legado de sabiduría popular. Las calles de su barrio, las formas imposibles de transcribir, acentúan todo el carácter propio de una institución única a la que hay que conservar en todo su esplendor como uno de los grandes hitos de la Semana Santa de Andalucía. Es, por tanto, la Hermandad del Cristo, como lo es la de Jesús Nazareno -desde ayer en un eterno hermanamiento- un auténtico patrimonio de Jerez, para toda el orbe cristiano y que todos debemos velar por conservarlo y legarlo.

Viernes Santo de Jerez. Todo se ha consumado. La Semana Santa abre el telón de un final con una vieja escenografía, llena de belleza y particular encanto. Hermandad de la Soledad. Jerez viejo en estado de gracia. Conjunción perfecta de lo antiguo y lo nuevo. Exuberancia imaginera en dos estilos perfectamente conjuntados para gloria de Dios y nuestra. Todo el sentido de la estética romántica para María de la Soledad, argumento pasional bellamente transmitido desde generaciones y sabiamente desarrollado desde un patrimonio cofrade único y extraordinario. Y, además, el expresionismo moderno, desde un corpus escultórico salido de uno de los mejores, al que tanta copia sólo hace engrandecer.

Viernes Santo por la collación de San Pedro, íntima Hermandad con vocación de clara espiritualidad. Viernes Santo por las Viñas. Concepción Coronada, imaginería señera de Manolo Prieto. Dulce sentir de una Dolorosa exquisita, donde la pureza extrema de la escultura deja su huella imborrable. Y, por fin, Viernes Santo como culmen de una historia escrita con las letras indelebles de la emoción. Antigua Hermandad del Santo Entierro, esa en la que se acrisolan los testimonios de un Jerez con un pasado ilustre que nunca deberá perder su oferta de tradición para alcanzar una potestad suprema de futuro ilustre.

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