Semana Santa

Viernes Santo, por fin el final

  • El último día en el que Jerez cierra las salidas procesionales pasó sin más, lejos de los bullicios inherentes a la jornada y encerrada en el silencio de la cuarentena

Sí, por fin se acabó. Este Calvario llegó a su final. Si ha servido para algo esta obligada Semana Santa sin procesiones, cada uno sacará su conclusión. Una de esas realidades que proporcionado todo esto sí merece destacar con mayúsculas es la la acción social y especialmente el reconocimiento a la gente de abajo de la Virgen de los Dolores que iniciaron una actividad asistencial que ha acabado siendo un referente en la ayuda a los más necesitados como consecuencia de la pandemia. Una vez más los cofrades, al menos un buen número de ellos, han demostrado que a las duras también se está en vez de estar en casa lamentándose de que SU semana o nuestra semana haya desaparecido.

Yendo a lo que fue un Viernes Santo vacío, pasó todo como en una página en blanco en la que solo se pueden relatar nostalgias, esperanzas y deseos no cumplidos. El viernes se cerró, virtualmente, las salidas procesionales en la ciudad. En un Jerez vacío y desfondado moralmente tras tantos días de encierro y tantas pérdidas económicas en la hostelería, el adiós a las salidas procesionales es similar a cuando nos quedamos con un Viernes Santo suspendido por lluvia y a la Semana Santa le ha cortado una parte importante de su ser en Jerez.

No es para menos. No se pudo rezar al Cristo elevado sobre hombres vestidos con sus elegantes y finas túnicas con bacalaos bordados. El carácter de la gente de San Telmo es inherente al Viernes Santo del mismo modo que La Soledad reina entre rezos y esparciendo su belleza como si fuera el refulgente brillo de miles de espejos  multicolores. No podrá faltar en nuestro recuento imaginario la majestad de La Piedad, elegante, hermosa y sin igual en la genial composición de un ancestral duelo bajo palio.

No dejamos de lado el ímpetu y fuerza de los viñeros. Talento cofrade que se cultiva más allá de la calle Arcos. En las Viñas no se formaron revuelos, ni muchedumbres se concentraron en torno a la primera dolorosa coronada en Jerez, La Concepción. En otro extremo estético echamos de menos el rigor elegante y silencio morado que se palpa en torno a la Virgen de Loreto.

En definitiva este es el Viernes Santo de Jerez, el que debió ser y no fue. Con la jornada prácticamente se nos va la Semana Santa. Adiós a siete días de autentico padecer para los cofrades. Así ha sido pero paliado en parte gracias al espacio virtual que ha permitido vivir algo y sobre todo recordar mucho.

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