Cofradías

La Virgen del Consuelo se reencuentra con sus vecinos

  • La salida celebraba los veinticinco años de la bendición de la imagen

  • Se colocó la primera piedra de lo que será la futura capilla de la hermandad 

Un momento de la salida ayer de la Virgen del Consuelo.

Un momento de la salida ayer de la Virgen del Consuelo.

En el día de ayer, 2 de octubre, María Santísima del Consuelo acudía a reencontrarse con los vecinos de su barrio. Ese barrio con vías de tren que no dividen sino que conducen a la Madre. Un barrio con altura que marcan las tres grandes chimeneas de la antigua fábrica de botellas que son como jirafas de acero. Fue una alegría para los cofrades del Consuelo abrir la senda de la normalidad con su Virgen color marfil. Ella iba bellísima; con la mirada de anhelo por las ganas del reencuentro.

A las 17.30 llegaba el paso a la zona donde irá ubicada al futura capilla de la hermandad. Allí, monseñor Rico Pavés, obispo de Asidonia-Jerez, oficiaba la misa de campaña presidiendo la Reina del barrio en su paso. Personalidades que se dieron cita en la explanada y la banda del Saucedo que atacaba con un repertorio inusual para la cofradía pero no ello menos bello. Se tocaron marchas más ‘alegres’. Eso sí, sin perder las composturas y recordando a Ricardo Dorado con su marcha ‘Mater Mea’ a la salida de las Viñas. La Virgen lucía el terno adquirido recientemente por la cofradía y lucía la cruz pectoral de Santa Ángela de la Cruz. El bello exorno floral llevaba un claro predominio de rosas inglesas, orquídeas y hortensias, además de veinticinco rosas realizadas de la misa en encaje la y que se depositaron para la vuelta.

En la famosa ‘Casa de la Virgen’ –lugar donde estuvo durante años– hubo hubo una preciosa petalada para la Señora y se adornaron las calles con alfombras. Y así, poco a poco pero sin dejar de avanzar, la bella imagen de María Santísima del Consuelo llegó a las Viñas donde estará durante unos días hasta su despedida de nuevo al convento de las Hermanas de la Cruz. Fue un reencuentro corto. Pero como el fin de la pandemia, todo llegará. Y la Santísima Virgen volverá a su barrio definitivamente. En el convento se está muy bien, como en el Monte Tabor. Pero Ella está predestinada a vivir y sentir alrededor de sus hijos en el barrio donde todavía asciende al cielo esas tres chimeneas que ayer exhalaban nubes de gloria.

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