Cofradías

Balance cofrade de 2019

  • La cruz de guía del Nazareno, el conflicto del Prendimiento o la salida de la Concepción han sido los momentos más destacables del año

Dentro de unos días se podrá ver la espalda a Baltasar y todo el tiempo dedicado a la Navidad quedará finiquitado hasta nueva orden. Muchos cofrades soñarán cómo la cruz de guía de la Borriquita parece adivinarse justo detrás de la cabalgata de la ilusión y llegará el Miércoles de Ceniza poniendo el crono con una cuenta atrás imparable.

Y si se vuelve la vista para observar todo lo que ha sido este 2019 que ya está buscando para echarse, se adivina otra cruz de guía que no es, precisamente, la de los cofrades lasalianos. Este año ha sido la de Jesús Nazareno. Protagonista que levantó la primera polvareda del año. Las Cinco Llagas, allá por el mes de febrero, instaba al consejo a ponerse las pilas para que, de una vez por todas, se hicieran cumplir las normas de debido cumplimiento que, como su mismo nombre indica, están para cumplirlas. La banda que la hermandad de Cristina acostumbra a llevar antecediendo a la cruz de guía era de nuevo el centro de la polémica. La normativa de la época de Natera instaba a retirar de este lugar a las formaciones musicales en la carrera oficial para no interferir a la que va por delante. En una misiva enviada al consejo por los cofrades del ‘Silencio Blanco’, hacían llegar su queja por lo que se denominaba como una circunstancia “irregular e injusta”. La tensión entre las dos corporaciones se fue elevando hasta el punto, por parte de las Llagas, de recoger las dieciséis firmas necesarias para forzar un pleno extraordinario con el fin de tomar una decisión had hoc ante esta situación. Y se convocó el pleno. A tres días tan sólo del de toma de hora que, curiosamente este año, se adelantaba dos días al Miércoles de Ceniza (las normas del consejo local estipulan en su artículo 15 apartado segundo que se convoque al comienzo de la Cuaresma). La hermandad del Nazareno movía sus peones y, desde la delegación diocesana de Hermandades y Cofradías, se hacía público un decreto del obispo José Mazuelos por el que se suspendía la sesión y se instaba al consejo a poner paz ya que, según este decreto, “no es necesario debatir ni determinar o abordar la forma de procesionar de una hermandad”. El caso es que las fichas del Nazareno tenían más peso que las de las Llagas y la banda continuó tocando en la carrera oficial. La solución final vino desde San Miguel cuando todo parecía quedar salvaguardando el genuino procesionar del Nazareno. San Miguel admitía una permuta para que el Nazareno pasara en segundo lugar y la banda fuese tras el palio de la Encarnación. Tomó velocidad de crucero el cortejo del Santo Crucifijo y dibujaba una duda sobre la jornada en la que la cofradía hacía su estación de penitencia: ¿la última del Jueves Santo ya muy tarde o la primera de la Madrugada?

Paralelamente a esas fechas, también hubo otro debate. El consejo presentaba el cartel oficial que estaba dedicado a la Piedad y que de la mano del taller sevillano de DAROAL aún hay muchos que estudian las posibles singularidades entre aquello y la cofradía del Calvario. División de opiniones y un enigma por resolver. Quizá ahí radicaba su insólito encanto.

Tres Caídas

Otro acontecimiento importante del año fue el traslado de las imágenes titulares de la hermandad de las Tres Caídas al convento de Santa María de Gracia (Santa Rita). El santuario diocesano de San Lucas comenzaba sus obras y hasta el veinte de julio la cofradía dio culto a sus titulares desde el cenobio de las religiosas agustinas.

La Semana Santa vino tras un pregón ofrecido por Ángel Luis Rodríguez Aguilocho que tuvo mucho de cofrade y que agradó a los asistentes. Una pieza muy jerezana basada en lo vivencial. Era una apuesta ganadora. Y así se abrieron los pórticos de la Semana Mayor donde las cofradías volvieron a lucir a un grandísimo nivel en todos los sentidos. Cortejos de nazarenos bien construidos, exornos florales de alto nivel, imágenes muy bien vestidas en líneas generales, buenas bandas y buenas cuadrillas siempre a los mandos de capataces con solvencia. Sánchez Lineros, Manuel Monje, Martín Gómez, Manolo Vargas, Isaac Núñez, Eduardo Biedma, Ildefonso Rubio, Alvarito Barba, Manuel Jesús Elena, Ezequiel Simancas, Tomás Sampalo, Ildefonso Oñate, Jaime Racero, Miguel Ángel Jaén, Paco Yesa, Eduardo Torné, Manolo Campos, Juan Antonio García y su primo José Mari García y otros que se me pasan pero que también lucieron los pasos que mandaron. Quizá fue la Piedad la que dio que hablar por la tardanza de su recogida.

Punto y aparte merece las dos entradas en la carrera oficial de las hermandades de la Sed y la Salud de San Rafael. Emotivos momentos y sueños cumplidos tras años de trabajo y esfuerzo.

El Miércoles Santo amenazaba la lluvia. Fue de esos días que amagan pero que no llegan a dar. Todas se volvieron a sus templos ante la tesitura, a excepción del Soberano que cumplimentó su carrera. Las Tres Caídas decidía no salir. Todas acertaron porque no se pueden cuestionar decisiones tan complicadas como las que se plantean cuando la meteorología se complica.

Prendimiento

El 2019 ha sido un año que se puede dividir en dos partes. Justamente separadas por el mes que está en medio. El seis de julio la hermandad del Prendimiento sacaba sus imágenes por la celebración de los 125 años del restablecimiento de sus reglas. Juan Montero Suárez, capataz del Señor, tomaba algunas decisiones sin contar con la dirección de cofradía y acercaba el paso a la iglesia de la Victoria. Nunca una maniobra costalera sobre una acera ha traído tanta cola a excepción de aquella vuelta macarena de la Amargura en la puerta de los Descalzos. La junta se reunía dos días después y, quizá con precipitación, decide cesar al capataz. Un miembro de la junta entregó los doscientos euros necesarios para impugnar el cabildo de oficiales y el secretario canciller de la Diócesis “aclara” e invalida la decisión para volver a repetir el cabildo al no estar en el orden del día si Montero iba a ser ‘inmolado’. Antes de la repetición del cabildo, el obispo Mazuelos Pérez insta al hermano mayor, José Lázaro Álvarez Chacón, a dejar a Montero un año más con el martillo. Después, Dios dirá. El hermano mayor se niega y, tras la negativa, vino el cese de la junta a través de un decreto con el nombramiento del párroco de Santiago como comisario de la hermandad. La tensión fue subiendo durante todo el verano hasta el punto de ser el asunto de debate en todas las reuniones de cofrades y profanos en la materia. Todo Jerez tenía la fórmula a manejar por una junta de gobierno ante este ‘problemón’. Recordaba a la famosa carrera del Banco donde media ciudad tenía conocimientos en materia de seguridad. Y por si acaso faltaba algún condimento para la salsa de todo este cocido, el delegado diocesano, Joaquín Perea Montilla, mantiene lazos familiares con el repuesto capataz. Con lo cual, el menú estaba servido para definir disparatadas hipótesis de todas las hechuras.

Mientras los corrillos echaban humo, las negociaciones entre el Obispado y la supuesta junta no llegan a buen puerto. Sobre la mesa siempre está la reposición de Montero. No hay cesión. El 17 de agosto el consejo emite un comunicado en el que, entre líneas, se muestra valiente y saca la cara por José Lázaro y su junta. La presión va creciendo por días y entre tanto hay comunicados desde Bertemati culpando a los medios de comunicación por hacer seguimiento periodístico del asunto. Y en los primeros días de septiembre vino otro decreto del ordinario del lugar para desdecirse y devolver a la junta a sus cargos, aunque tendrán que trabajar por la hermandad bajo la supervisión del comisario.

El episodio acaba en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Paz, que es lo mismo que decir que el conflicto llegó a Roma. Y como dice el viejo dicho eclesiástico, “de Roma vuelve lo que a Roma va”. A día de hoy, no hay respuesta alguna sobre el asunto, al menos que se sepa. Todo el orbe cofrade jerezano espera que esta no sea la excepción que confirma la regla. El episodio quedaría mutilado como una película sin final.

Este mismo mes de julio devolvió la hermosura a María Santísima de la Esperanza de las Cinco Llagas. Tras una magnífica restauración de Pepa Segura y Cristina Espejo. Esta intervención merece la pena incluirla como uno de los momentos importantes del año 2019.

Y la hermandad del Consuelo decidió salir del Pelirón para acudir hasta el convento de las Hermanas de la Cruz. Fue el día 30 de agosto la fecha para asentarse durante un tiempo que se presupone largo puesto que la corporación se prepara para la construcción de una capilla y una casa de hermandad. Este año de 2020 la cofradía saldrá desde San Miguel. Una hermandad de barrio fuera de contexto que esperemos tenga una vuelta anhelada entre los vecinos de la zona del Pelirón.

Finalmente, como epílogo de los acontecimientos cofrades de importancia, con la solemnidad de la Inmaculada los cofrades de la Exaltación llevaron a su guapa Virgen de la Concepción a la Catedral para celebrar los quince años de su Coronación Canónica y los cincuenta de la Coronación Parroquial. Si la salida fue todo un éxito, no menos lo fueron todas las actividades que han organizado durante todo el año, con especial hincapié en las labores de caridad.

Una caridad que también se ha hecho ver en un buen número de hermandades y que este año entresacamos las llevadas a cabo por la Sagrada Lanzada que un domingo al mes organiza un comedor para los más necesitados en el patio de la casa de los frailes carmelitas. Este es el verdadero camino a seguir por todos. Haya acera o no la haya.

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