Cofradías

Cuando Jesús desciende a Jerez

  • Seis solemnes funciones de besamanos pudieron contemplarse en el pasado primer domingo de Cuaresma

Fieles este domingo antes el Nazareno de la parroquia de San Juan de Letrán.

Fieles este domingo antes el Nazareno de la parroquia de San Juan de Letrán. / Vanesa Lobo

Pasó el primer domingo de la Cuaresma. Y pasó casi como una exhalación. Desde primera hora de la mañana se adivinaba una jornada que prometía ser templada en el tiempo y agitada en la devoción. Y es que, ayer, Jesús, el Nazareno que porta sobre sus hombros la cruz de los pecados del mundo, descendió hasta el suelo de Jerez para acercarse a sus fieles y devotos. Miles de jerezanos, en definitiva, que quisieron acudir a la capilla de San Juan de Letrán para reencontrarse con su mirada perdida. Jerez es Jesús Nazareno. Y el Jesús es Jerez por los cuatro costados. No se entendería la Semana Santa sin el gran Rey de Reyes que ha gobernado la devoción de tantas generaciones de jerezanos y jerezanas. Y con esta frase no se está imitando el lenguaje inclusivo sino sellar un año más que Jesús cuando está de besamanos hace las jornadas sean agitadas en la devoción para hombres y mujeres; porque Él no entiende de géneros neutros.

Nuestra Señora de la Encarnación también descendió desde su altar en San Miguel. En un sobrio pero elegantísimo besamanos. Y María Santísima de la Esperanza en San Francisco que lució como nunca tras su restauración.

El Señor orante en el Huerto fue el testigo de cientos de cofrades que acudieron ante sus plantas en el templo dominico. Y allá en el monte del Calvario, su Cristo crucificado que pura historia jerezana.

María Santísima de los Desamparados es obra bellísima de Antonio López Ramírez que recibe culto y devoción en la parroquia de San José del barrio de Vallesequillo.

Y en el barrio de La Granja, en la parroquia de Santa María, Madre de la Iglesia, el Señor del Soberano Poder que con su fuerza arrebatadora atrajo a muchos devotos hasta el lejano barrio. Lejano en la distancia, pero no en la devoción.

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