La Oración en el Huerto

La cofradía de los dos ángeles llena el día de barroco clásico

  • A pesar de tener uno de los trayectos de ida menos vistosos, la hermandad da la talla en la vuelta a su templo desde la Catedral.

CONTEMPLARI et contemplata aliis tradere', o lo que es lo mismo, 'Contemplar y dar a los demás lo contemplado' escribía Santo Tomás de Aquino allá por el siglo XII. Y esto es, en la línea de la más pura tradición dominicana, lo que cada tarde de Jueves Santo hacen los hermanos de la Oración en el Huerto: hacer contemplar a Jerez el instante dramático de sufrimiento y duda del Dios hecho hombre en el huerto de Getsemaní.

A las siete y media en punto se abría la puerta conocida como 'del reloj' del cenobio dominicano, lugar donde, según una antigua tradición, se celebró la primera misa en Jerez tras la Reconquista, oficiada por el hoy patrón de las gentes de la mar, San Pedro González Telmo.

Bajo un sol que todavía picaba, un ordenado cortejo formado por unos ciento ochenta nazarenos, con su característico hábito blanco y negro, se abría paso entre la multitud buscando la Porvera camino de la Carrera Oficial. A destacar la presencia en sus filas de un nazareno que, a sus ochenta y cuatro años, continúa vistiendo su túnica. Ejemplo y toque de atención para quienes gustan y regustan ser vistos acompañando a sus hermandades a cara descubierta con el terno y la medalla vien visible.

Mientras, en el interior del templo, el soberbio paso barroco que diseñara Guzmán Bejarano avanzaba, a paso lento pero seguro, buscando la luz del atardecer. Cuarenta almas al mando de su sempiterno capataz Manolo Ballesteros (¡treinta y cuatro años ya y los que le quedan!) portaban al Señor de la Oración en el Huerto y a su Ángel Confortador, con un bellísimo exorno floral a base de flores silvestres que evoca el original Getsemaní. Muy de reseñar es la profesionalidad de los hombres de la agrupación musical La Sentencia que, después del palizón que se dieron ayer tras el Soberano Poder, sonaron nuevamente de manera increíble, como viene siendo norma, tras este misterio, la salida, a los sones de la Marcha Real y de 'Una mirada al cielo' fue sencillamente insuperable.

Por su parte, María Santísima de la Confortación, tan bella como de costumbre y acompañada de su Ángel Confortador, con treinta costaleros a la voz de Juan Antonio García Gallego, heredero de la saga de capataces de los Gorriones e hijo del malogrado Diego García de los Santos, se plantaba frente a la Puerta de Sevilla a los sones de la banda de música de las Angustias de la sevillana localidad de Sanlúcar la Mayor, que ya en el interior del templo había interpretado 'Mater Mea' en recuerdo de los que ya no están entre nosotros. El palio lució exquisito con un exorno formado por alhelíes, fresias y claveles blancos.

Si bien el camino de ida no es que sea de gran belleza, debido a la cercanía con la entrada de la Carrera Oficial, sí hubo que destacar la vuelta hacia el convento de Santo Domingo, donde las estrecheces de Carpintería Baja, Carmen y Tornería mostraron la maestría de ambas cuadrillas.

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