Semana Santa 2019

La elegancia está en San Juan

  • La Hermandad del Amor consiguió derrochar clasicismo y saber estar un año más 

Jesús Cautivo, bajo la atenta mirada de los costaleros del Amor.

Jesús Cautivo, bajo la atenta mirada de los costaleros del Amor. / Manuel Aranda

Desde las 17:30 horas ya era posible divisar a numerosos cofrades en las inmediaciones de la plaza San Juan. Y eso, en un Martes Santo, es una señal inequívoca de que la clásica y elegante cofradía de centro del Amor está a punto de procesionar por las calles de Jerez.

Faltaban sólo 20 minutos para que las enormes puertas de la pequeña y acogedora Capilla del Amor se abrieran de par en par, con el fin de abrir paso a los nazarenos ataviados con su inconfundible túnica de cola blanca, del mismo color que su antifaz y con el gran detalle rojo de su cinturón de esparto.

Como ya viene siendo habitual en los últimos años, los costaleros de Nuestro Padre Jesús Cautivo serían los primeros en pisar los adoquines céntricos de nuestra ciudad, en un paso que poco le falta para estar finalizado y que este mismo año proseguía con sus labores de dorado.

Una de las noticias de este misterio tenía que ver con la banda que lo acompañaba durante esta Semana Santa. En esta ocasión no sería la banda de su hermandad, la Agrupación Musical San Juan, que iría tras el Señor de la Salud de San Rafael en esta pasada jornada cofrade, sino que el Cautivo podría sentir, por vez primera, los sones de la sevillana Agrupación Musical Nuestra Señora de Valme (Dos Hermanas).

Lo que no es noticia para esta cofradía es la gran devoción que despierta entre sus fieles el Señor Cautivo. Una imagen muy venerada por los suyos y que provoca enormes sentimientos durante todo el año en la Capilla del Amor y que David Grilo tiene la gran suerte de comandar.

Otro año más, y ya van unos cuantos, el Santísimo Cristo del Amor, obra del maestro Ramón Chaveli, se mostraba imponente y radiante en el maravilloso altar que tiene como misterio. Seguramente uno de los misterios más impresionantes de nuestra Semana Santa.

Eso sí, no es de recibo escribir del maravilloso patrimonio que presenta esta cofradía sin mencionar a su espectacular y única dolorosa, Nuestra Señora de los Remedios, que un año más –por desgracia para nuestra Semana Santa- no puede lucir bajo su propio palio. Aunque ella está donde quiere estar; junto a su hijo, debajo de su cruz y velando por él en todo momento.

Muy destacable la primera ‘revirá’ de este gran misterio, que, debido a sus dimensiones, tiene poco espacio para encarar su primera calle. Al igual de destacable que fue el paso de esta cofradía por calle Francos en su recorrido de vuelta. Una calle señera para esta hermandad, de esas que gustan a los cofrades. Estrecha, con tímidas luces y con mucho oficio de los costaleros que portaron los dos pasos de esta cofradía. A pesar de las dificultades que ofrece el adoquinado de esta calle –y muchas más del centro- con un desnivel considerable e incluso fatídico para los costaleros.

Gran estación de penitencia de esta hermandad, que supo ser continuista con su elegancia y estilo clásico. Y lo más importante; repitió su saber estar durante todo el Martes Santo, algo poco sencillo y que esta cofradía mantiene como seña de identidad.

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