Cofradías

Las hermandades se hacen presentes en el Real de la Feria

  • Las corporaciones más recientes junto con las clásicas estarán presentes en el Real ofreciendo precios anticrisis y calidad gastronómica

La caseta de la hermandad de La Salud de San Rafael.

La caseta de la hermandad de La Salud de San Rafael. / Miguel Ángel González

La Feria y las cofradías han sido dos elementos que han estado ligados desde hace ya decenas de años. Por un lado, las hemandades han visto un filón importante en el González Hontoria para hacer caja, crecer en patrimonio o ver sus cuentas de ingresos con un importante incentivo. Pero parte de los beneficios que aporta una caseta en la Feria, el montaje y desmontaje de la propia caseta así como los siete días de duro trabajo por parte de los hermananos han ayudado a unir lazos fraternales, aunque también han sido el origen de muchas desaveniencias. Todo tiene su parte positiva y su cruz al mismo tiempo.

El hecho en sí es que la presencia cofrade en la Feria es todo un clásico. Para algunas cofradías como las Viñas, el Soberano Poder, la Redención o el Perdón significa además un importantísimo flujo de ingresos. De ahí la famosa frase de “este paso huele a pimiento frito”, en clara alusión a que la talla y el dorado ha salido gracias al esfuerzo de los hermanos en la caseta de Feria.

Este año de 2022, con la recuperación de esta cita festiva en la ciudad, las hermandades vuelven a la carga en cualquiera de sus modalidades. Por un lado las que trabajan su propia caseta para obtener pingües beneficios —en algunos casos se han llegado a recaudar más de treinta mil euros netos de ingresos— y las que afinan para alquilar a un casetero que la trabaje a cambio de un pago por la explotación de la propia caseta. Esta última modalidad ha ido perdiendo peso por el descenso del importe a pagar en comparación con años atrás y por la picaresca de algunos hosteleros que han recogido rápido el último día y si te ví no me acuerdo, dejando a la corporación con una mano delante y la otra detrás. Por último, están las hermandades que simplemente no están en la Feria. O bien dejaron su caseta o las que nunca han estado ni se les espera por el Real de la Feria. Aunque estas son las menos.

Simplificando, en la caseta de una hermandad, fundamentalmente, se va a buscar un sitio de encuentro entre los propios hermanos de la cofradía y un buen servicio de comidas a un precio más que estimable. Este año, la hermandad de la Salud de San Rafael ha puesto toda la carne en el asador y serán sus propios hermanos la que la trabajen con unos precios muy competitivos. Es una nueva incorporación al trabajo duro para crecer a más velocidad en cuanto a patrimonio.

En los días previos a la Feria del Caballo, las hermandades se dividen en dos grupos fundamentales. Por un lado los ‘currantes’ que montan y desmontan la caseta y, por otro, le equipo comercial que va buscando comidas de empresas o amigos que buscan reservas para comer un día en la Feria. Hay casetas cofrades que tienen ya de antemano casi todo vendido cuando el alumbrado se enciente y comienza la fiesta. El grueso fundamental estará trabajando cada día con turnos de forma que son muchos los hermanos que participan en esta importante actividad.

Las hermandades son parte fundamental de la Feria del Caballo. Actualmente hay un buen número de ellas que ofrecen su personalidad y su forma de estar en la Feria. Las hermandades son el espejo de la sociedad y de la ciudad. Como no podía ser de otra manera, su presencia en la denominada ‘ciudad de la alegría’, durante esta semana de fiesta y encuentro, también tenían y debían de estar presentes en la Feria del Caballo de 2022. Esperemos que al final de la campaña se vena los resultados de cara a seguir avanzado en el patrimonio o para restablecer el estado comatoso en la que se encontraban las arcas de las tesorerías tras dos años de crisis sanitaria.

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