La Cena

Nada faltó en la hermosa tarde que regalaron los de San Marcos

  • La imagen del Señor sin los apóstoles fue un regalo en todos los sentidos

Lunes Santo, plaza de San Marcos. Estos dos datos son suficientes como para situarnos en uno de los instantes cumbre de la Semana Santa jerezana. Estamos ante la cofradía cuya impronta es imprescindible en esta jornada pasional por múltiples motivos. Pero este año hay un hecho diferenciador que es la del Señor de la Cena en el paso del Santo Crucifijo solo, sin el apostolado. Y es así sencillamente porque las andas de Castillo están siendo restauradas y la cofradía decidió que tal circunstancia debía salvarse poniendo en las calles al titular de la corporación como medida extraordinaria. El efecto de la imagen sobre el exquisito paso del Crucificado de San Miguel resultó tan bueno como cuando se puso por primera vez sobre estas andas. Sobre un monte de claveles rojos y a una altura justa en proporción a los elevados candelabros del paso y la propia talla, fue la imagen que todos conservamos en la retina como un hecho que difícilmente se volverá a repetir. Se percibía que sería un día diferente a los estereotipos que estamos acostumbrados a ver por san Marcos. Dada esta nueva configuración del misterio, el capataz, Martín Gómez, en su sabiduría en estos de los llamadores lo tuvo claro a la hora de poner en práctica una nueva forma de andar para estas andas. Siempre de frente, sin cambios, sin costeros e izquierdos. La ocasión así lo demandaba y el efecto final fue sencillamente sublime porque la 'gente de abajo' supo interpretar perfectamente como una filarmónica de la costalería lo que el Señor le pedía este año. De frente pero corto en el caminar y con el compás de la música que volvió a sonar de maravilla en los instrumentos de La Estrella de Dos Hermanas, que tocó, aún dentro el paso, un fragmento de Misericordia para enlazar con el himno y rematar la salida con Resurrección. Obviamente, los alrededores del templo 'Alfonsino' estaban abarrotados. Y como es norma, el cortejo de nazarenos tuvo que sortear esa muchedumbre porque nadie quería perderse la escena de la salida del Señor y tampoco el de la Virgen de la Paz en su paso de palio que más allá de la estética del mismo, grande y armoniosa, se puso en las calles abandonando San Marcos con el órgano sonando para encontrarse con el Lunes Santo y con la no menos magnífica interpretación que es capaz de realizar la banda de Julián Cerdán de Sanlúcar. En pocas palabras, minutos de gran cofradía que pasaron al recuerdo de un Lunes Santo diferente en San Marcos.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios