Más de cuarenta años lleva Luis Jiménez, hermano de Elu de Jerez y Salmonete, cantándole a las dos imágenes por las que siente especial devoción, Nuestra Señora del Amor y Sacrificio y el Cristo de la Expiración. Por desgracia, debido a la situación de confinamiento que padecemos, este Lunes Santo no pudo rezar con su prodigiosa voz a esta imagen de la Iglesia de Madre de Dios, de ahí que decidiera hacerlo, "para no perder la tradición", desde el balcón de su casa.

Luis sacó de dentro esa garganta y fuerza de la que esta familia goza, heredado de su madre, llevándose el calor de todo un barrio, entregado y embriagado de tanto poderío.

El Viernes Santo promete volver para ser fiel a esa clásica saeta que año tras año ha sonado en la salida de El Cristo frente por frente a la Ermita de San Telmo. Habrá que estar atentos.